Tal día como hoy, hace 25 años, España entra como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Un organismo que tiene como objetivo mantener la paz y la seguridad en el mundo, a pesar de que sus pronunciamientos son en forma de “recomendación” a los gobiernos. Las decisiones que toman son conocidas como resoluciones y solo competen a los miembros.
El Consejo está formado por un total de 15 naciones. De ellas, cinco son las presentes de manera permanente y tienen derecho a veto: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China; las 10 restantes son no permanentes y se eligen de cinco en cinco y cada dos años. La Asamblea General de la ONY es la encargada de elegirlos y la presidencia rota de manera alfabética.
Los números para aprobar todos los aspectos que llegan para debatir funcionan de una forma muy concreta: para que una resolución se apruebe son necesarios al menos, nueve votos afirmativos en las discusiones generales, teniendo en cuenta que hay cinco países con posibilidad de vetar cualquier de las propuestas.
España formó parte del Consejo, por última vez, en el periodo de 2015-2016. Fue en ese último año, en diciembre, cuando también se encargó de la presidencia que llega de forma rotatoria. Los objetivos, según el embajador ante la ONU, Román Oyarzun, fueron tres: un debate al más alto nivel sobre terrorismo y cooperación judicial; revisión sobre la resolución de la no proliferación de armas nucleares y el fenómeno de la trata de personas.