Entre 275 directivos encuestados en un informe del IESE y Citi, este colectivo advierte de que las empresas no son ONG que tengan que contratar si no pueden asumirlo o no tienen necesidades productivas que lo aconsejen.
Sin embargo, reconocen que pueden poner su granito de arena para una mayor empleabilidad de los jóvenes, que en el futuro redundaría en una mejor economía y mercado laboral, y retornaría un beneficio a sus propias organizaciones.
Éstas son sus 5 peticiones a las empresas privadas:
Involucrarse en la FP Dual: tomar partida en los programas de Formación Profesional Dual, que combinan los estudios con las prácticas en los centros de trabajo. De esta manera los empleadores pueden formar a los jóvenes en función de sus requerimientos y éstos adquieren experiencia laboral y una capacitación ajustada a lo que precisan las empresas. El 70% de los consultados está dispuesto a impulsar este modelo en sus organizaciones.
Ayudar a implementar la Garantía Juvenil: las compañías deben desempeñar un papel activo involucrándose a fondo en la solución del desempleo juvenil. No son ONGs ni pueden contratar si no lo necesitan o no pueden asumirlo, pero la resolución de ese problema mejorará la economía y redundará en su beneficio.
Participar en órganos junto al sector educativo: tomar partida en los consejos que se pongan en marcha con la presencia de empresas y centros educativos para hacer llegar a los estudiantes qué opciones tienen a la hora de escoger sus estudios y su futura carrera profesional.
Programas de responsabilidad social corporativa para emplear a los jóvenes: los empleadores pueden promover entre sus políticas de responsabilidad social programas que ayuden a los jóvenes a incrementar su empleabilidad y les ofrezcan sus primeras experiencias profesionales.
Formar parte de la Iniciativa de Empleo Joven: las empresas pueden involucrarse en el desarrollo de las medidas que contiene la Estrategia de Empleo Juvenil para reducir el impacto de este problema.