En 1985, Alaska y Dinarama arrasaba en Los 40 principales con su “Cómo pudiste hacerme esto a mí”. Entonces, la familia media española pagaba por el recibo de la luz el equivalente a 46 euros de hoy en día (datos de Facua con base en precios del BOE para un usuario medio con una potencia contratada de 4,4 kilovatios y 366 kilovatios hora mensuales de consumo, y teniendo en cuenta un alza de precios al consumo IPC de un 187% entre entonces y ahora).
Hoy, treinta años después, mientras el “Despacito” del puertorriqueño Luis Fonsi ocupa el top de lo más escuchado en la radio por Internet Spotify, esa familia tipo paga ahora cerca de 78 euros al mes por esos 366 kilovatios hora mensual sobre una potencia contratada de 4,4 kilovatios hora.
Ha sido un largo viaje de liberalizaciones, “costes de transición a la competencia”, déficit eléctrico y contadores en red.
En este período han ocurrido muchas cosas. Unas han favorecido el incremento del precio de la luz, otras el ahorro en la factura.
1997, el año del gran cambio
Uno de los primeros cambios se produjo en 1986, en que el Gobierno de Felipe González introdujo el Impuesto sobre el Valor Añadido, que desde entonces carga la factura eléctrica. Durante los diez años siguientes, el precio se fijaba anualmente en el Boletín Oficial del Estado. El Gobierno pagaba a las empresas privadas por la producción, transporte y distribución, con la excepción de la empresa pública Endesa, que controlaba aproximadamente un cuarto de la energía.
En 1996 se produjo la gran liberalización del sector, con un decreto del Gobierno de José María Aznar. Establecía, entre otras cosas, un mercado de compra y venta gestionado por el OMEL (Operador del Mercado de la Electricidad), la operadora española en el mercado común eléctrico de la península ibérica MIBEL (Mercado Ibérico de la Electricidad).
Los ocho años siguientes el precio comenzó a bajar, hasta quedarse en un 11% menos en 2004. Parte se debió a la liberalización, parte a varios “trucos”. El primero fue el llamado Coste de Transición a la Competencia, una subvención estatal de hasta 12.000 millones de euros. Luego, desde el año 2000, se implantó el “déficit de tarifa”: la diferencia entre los ingresos por precio que reciben la empresas eléctricas y lo que (presuntamente) se gastan en generar la electricidad. Esto encarecería la luz en los años siguientes.
“El gran problema es que se liberalizó el sector mal, de tal forma que las eléctricas se forraron, primero con el gobierno de Aznar y luego el de Zapatero”, afirma Rubén Sánchez, portavoz de la asociación de consumidores FACUA. “Nos han estafado y la solución es intervenir el sector y que sea el Gobierno el que regule el 100% de la tarifa”.
Te Interesa ha contactado con la patronal del sector de la energía, UNESA, pero no ha sido posible recabar su opinión al cierre de esta noticia.
Durante los dos gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero el precio de la luz se disparó hasta casi un 80%, en parte por el déficit de tarifa heredado.
Otro de los grandes cambios llegó con el Gobierno de Mariano Rajoy. En 2013 se sacó adelante una gran reforma del mercado eléctrico. El objetivo era tapar un agujero que crecía a un ritmo de 4.500 millones anuales. Incluyó subidas, el fin de las primas a las renovables y un cambio en el modo de calcular la tarifa.
En la actualidad, los precios diarios son determinados tanto por el Gobierno como por el mercado.
De cada factura de la luz, alrededor del 25% son impuestos, IVA e Impuesto de Electricidad. El 40% son los llamados peajes y cargos eléctricos con los que los consumidores sufragan los costes regulados (las subvenciones a renovables, los extras por territorios no peninsulares, el déficit de tarifa, el transporte). Sólo el 35% está fijado por el mercado libre: es el llamado precio mayorista de la electricidad o »pool». Esa es la parte que se ha disparado estos días hasta alcanzar su máximo en tres años.