El metal amarillo se ha convertido en el refugio de muchos inversores desde que empezó la crisis. Según una reciente encuesta de la CNBC, sigue siendo la opción de inversión favorita de los estadounidenses claramente por delante de los inmuebles. En Europa, el interés también ha crecido significativamente tras el rescate de Chipre. Inmediatamente, el precio del oro se fue por encima de los 1.600 dólares por onza.
Si usted se plantea colocar su dinero en oro –o comprando lingotes o invirtiendo en fondos especializados- debe saber que algunas de las grandes fortunas estadounidenses como George Soros –el hombre que fue capaz de hundir la libra esterlina en 1992- o Louis Moore Bacon han reducido el peso de su inversión en el metal, mientras que otros como John Paulson mantienen su apuesta. Por lo tanto, hay una gran división de opiniones sobre si el rally del oro ha terminado. Cuanto mejor le vaya al crecimiento económico mundial, peor para el oro; si las grandes economías siguen con el motor gripado, el metal amarillo seguirá subiendo. Una apuesta al rojo o al negro.