«En primer lugar me gustaría señalar que, de hecho, ya estamos en una Europa de dos y hasta de tres velocidades. En la cola del furgón se encuentran España, Portugal, Irlanda y Grecia; los países que han sido rescatados. Salgamos como salgamos del túnel de la crisis, vamos a quedar dañados.
Luego se encuentran los países como Italia, que está muy perjudicada, o Francia, que depende de lo que haga Hollande. Y al frente del tren se encuentran los países como Alemania, Holanda, Finlandia y alguno del este de Europa, que se están comportando bien.
Desde luego que esta escala de países es flexible; se pude bajar o subir de categoría, pero hoy en día está así. Pero incluso si se produce una unión bancaria y fiscal, los países que estamos mal vamos a seguir siendo de velocidad lenta.
Creo que la idea que ha expresado Rajoy en su carta a Van Rompuy y Barroso ratifica lo que no han parado de decir durante todos estos meses De Guindos y Soraya; cuando han hablado de recortes siempre han sacado la bandera de Europa y del euro para ratificar su intención de no desligarse del proyecto europeo.
El problema que se está viviendo ahora mismo es que persistentes rumores hablan de la salida de Grecia del euro, y hay gente que también está hablando de la salida de España. Lo cierto es que ahora mismo, en Grecia, dado que se encuentran en campaña electoral, hay políticos que se están planteando con seriedad la salida de su país del euro. Y Rajoy, para desmarcarse de esta posibilidad -que es posible, pero no probable- hará todo los recortes que hagan falta y estará dispuesto a perder soberanía, lo que supondrá que las directrices de los presupuestos vendrán fijadas desde Bruselas.
Hay que tener en cuenta que la salida de España del euro no le conviene a nadie. Se desequilibraría toda la zona euro. Tal y como está estructurada la unión monetaria, ellos son nuestros mercados y nosotros somos el suyo, de tal forma que todos los países están interconectados. Alemania conoce mejor que nadie los beneficios de esta unión monetaria porque para realizar su reunificación se apoyó mucho en la zona euro.
El problema de la unión monetaria es que está mal concebida, pero ahora ya no le conviene a nadie deshacerla. Por eso se busca corregirla con la unión fiscal y bancaria, para que haya mayor integración«.
– María Blanco González es Doctora en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid, Profesora de la Facultad de Económicas de la USP-CEU y miembro del Instituto Juan de Mariana.