El primer ministro británico, David Cameron, pide una Europa de dos velocidades, una para los países de la Zona Euro y otra para los otros países que no quieren estar o todavía no han entrado en el mercado común. Cameron ha reabierto un viejo debate en Europa.
Mucho se viene hablando de una “Europa a dos velocidades”, pero casi nadie habla de lo mismo. Un sector de los que están a favor, argumentan que los países que “tiran del carro” de Europa deben avanzar hacia una mayor integración entre ambos, y el resto debería avanzar de forma más lenta. Otros, como el premier británico, lo hacen por cierta presión de su partido, y porque le conviene unos presupuestos distintos al estar fuera del Euro. Es decir, pide unas cuentas europeas que favorezcan, aún más al Reino Unido.
La frase se empezó a utilizar a principios de los 90 cuando empezó a construirse el mercado común, y los países fuertes tenían sus reticencias a que países más débiles adoptarán la misma moneda. La hizo definitivamente famosa, el primer ministro italiano Romano Prodi, cuando en 2004, en plena negociación de la malograda Constitución Europea, aseguró que el “tren de la Unión no puede moverse siempre a la velocidad del más lento”.
Hoy, tenemos una evidencia clara, nos guste o no, estemos a favor o en contra, no hay una Europa, hay muchas. Las diferencias entre los Estados son abismales, y no entre el sur de Europa y el norte, como se creía hasta ahora. También las hay entre los supuestos dos motores de la Unión, Alemania y Francia. Una crece y tiene superávit, y la otra estancada durante medio año, su PIB empieza a caer.
Los países del sur de Europa, los países rescatados o a punto de ser rescatados, los llamados PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España), están arrastrando a toda Europa, salvo envidiosas excepciones. Una vez que parece que Francia está contagiada, son los países que más se oponen o reticencias ponen a rescatar a España, como Alemania o Finlandia, los únicos que se salvan de la quema.
El dato de las exportaciones alemanas es un verdadero éxito para Alemania, y un dato muy preocupante para Europa, ya que sus exportaciones a la zona Euro se han reducido drásticamente. Lo cual quiere decir su mercado prioritario está dejando de ser Europa, con los problemas que eso puede acarrear a la ya maltrecha economía europea. Nos guste o no, la Europa de dos velocidades, o más, ya existe. Alemania, por un lado, los países del norte de Europa que sobreviven dignamente, y por otro los países del sur de Europa que se hacen que el tren europeo vaya cada vez más lento.
La pregunta que está en el aire es si una Europa de dos velocidades, ayudaría a que unos pocos avanzaran de forma más rápida o serviría para terminar de hundir a aquellos países con una crisis de deuda que les mantiene con la soga hasta el cuello.