Los ministros de Economía y Finanzas de la zona del euro abordan con pocas esperanzas las cuestiones más delicadas sobre el futuro del rescate financiero de Grecia. Desde la semana pasada, Atenas y la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) para buscar puntos de acuerdo.
Oficialmente, los avances han sido escasos. «No es seguro que haya un acuerdo el lunes», advertía este domingo el Gobierno griego, según recoge la agencia France Presse. «Espero que las negociaciones sean difíciles», afirmaba el primer ministro griego, Alexis Tsipras, quien hablar por teléfono con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
Más optimista, el ministro de Finanzas del país, Yanis Varufakis, señalaba que el acuerdo podría llegar «en el último momento, incluso después del último minuto», lo que sugiere una larga noche de negociaciones. Varufakis se ha mostrado optimista aunque reconoce que existen grandes diferencias en asuntos claves, como las exigencias de sus acreedores de que continúe con la política de privatizaciones, como la de los aeropuertos. Bloomberg adelantó el viernes que Grecia cedería en continuar con algunas privatizaciones, como la del puerto del Pireo o las eléctricas.
A pesar de las confrontaciones dialécticas en las que se han enzarzado Berlín y Atenas, algunas fuentes sí hablan de concesiones:
1-El diario griego Tovima, asegura que desde la troika se ya «se considera seriamente» la posibilidad de reducir la «austeridad». Estudiarían la posibilidad de aceptar la demanda griega de reducir el objetivo de superávit primario (antes del pago de intereses) del 3% en 2015, al 1,5%. El Financial Times, hoy mismo, calificaba como de «locura» haber impuesto esa meta a un país con un problema de desempleo masivo.
Eso significaría que el Gobierno ganaría 2,7 billones de euros en 2015, pero a cambio Tsipras debería fijar objetivos fiscales «más realistas». Y es que en Bruselas temen que la política de Syriza descarrile los objetivos de déficit y piden una revisión. «Si profundizamos en la relajación no habrá más reformas en Europa. Habrá una alegre celebración en el Elíseo y en Roma también», habría asegurado una fuente del gobierno alemán al Financial Times.
2-El Gobierno de Syriza aplicaría un plan de reformas para mejorar las finanzas públicas así como incrementar la lucha contra el fraude fiscal.
3-Las «denominaciones». Lo que se juega se podría llamar una «negociación de eufemísmos«. Ya lo dijo el ministro de Finanzas galos, Michel Sapin, la semana pasada: «lo que algunos llamen extensión del rescate, otros pueden llamarlo nuevo programa». Tsipras quiere eliminar del discurso palabras como troika, y Alemania insiste en llamar un futuro acuerdo «prórroga» del segundo rescate. La pelea política que subyace en la batalla es evidente en lo que simbolizan para unos y otros, ciertas palabras. No olvidemos que cuando España acordó recibir el «préstamo europeo para la banca», nunca nadie en el Gobierno habló de «rescate bancario«.
El ministro de Finanzas irlandés, Michael Noonan, ha coincidido que «aceptaríamos una petición griega de extender el programa». «La segunda alternativa sería la negociación de un nuevo programa, pero con el programa concluyendo tan pronto, el tiempo comienza a acabarse (…) En mi opinión, la extensión del programa es la manera más inmediata de hacer progresos», ha antes de entrar en el Eurogrupo.
Pero hay más aspectos de desacuerdo que de acercamiento:
1- Varufakis apuntó la semana que pasada que Atenas aceptaba un 70% de las reformas acordadas con la troika pero que rechazaba un 30% que deberían cambiarse por sus propias iniciativas. Fuentes europeas dice ahora que durante el fin de semana quedo patente que son más de un 30% los puntos que el Gobierno de Syriza quiere alterar.
2-La troika rechaza cualquier paso atrás con respecto a las políticas ya adoptadas, especialmente en lo que se refiere al mercado laboral o las privatizaciones.
3-Un acuerdo sobre a cuánto asciende el monto total de la deuda, a pesar de haber descartado Tsipras pedir una «quita» (condonación).
El fin del programa del segundo rescate, una vez que expire en la medianoche del 28 de febrero, es una línea roja para el Gobierno de Syriza, que demanda un «crédito puente» que lo sustituya de manera temporal, hasta que logre cerrar con sus acreedores un compromiso permanente de cara al verano.
A Atenas todavía le quedaba por percibir 1.800 millones de ese rescate y 1.900 millones en concepto de beneficios por la deuda helena que compró el BCE. También, 11.000 millones para la banca que no se utilizaron, y fondos del FMI.
Lo que plantea Varufakis es que el «acuerdo puente» se financie a través del aumento de la subasta de Letras del Tesoro en 8.000 millones de euros (actualmente el límite es de 15.000 millones y lo financia el BCE a través de la banca helena). Sumaría a esa cifra esos 1.900 millones que el Gobierno reclama al BCE, procedentes del rendimiento de la deuda helena.