Héctor invade una casa no se sabe con qué objetivo, lo acompaña Jo-Jo, un oso que ilumina su camino con su conocimiento de los tiempos previos a la COVID-19. Héctor ha nacido en 2020, su vida no existía antes de «la primera pandemia» y nos ofrece su visión de esos tiempos y de lo que ha llegaría en los años siguientes. Se trata de Los últimos, una pieza creada para representar en casa y ver en confinamiento y que se podrá disfrutar en el ciclo #TeatroConfinado del Teatro de La Abadía de Madrid el 27 de enero.
En palabras de su autor, Carlos Zamarriego, «este proyecto nace de la necesidad de sobrevivir, literalmente. De no dejar de hacer teatro, de una manera o de otra, en un tiempo convulso para todo lo que no sea estrictamente necesario. Pero es que creemos firmemente que el teatro lo es».
De hecho, Los últimos nació entre el confinamiento y la desescalada en junio de 2020. «Si el público no puede ir al teatro, será la montaña la que vaya a Mahoma», subraya Zamarriego, porque «el teatro es un acto de comunicación. Con una importancia crucial y más aún en los momentos de desasosiego. Para comunicar solo hacen falta tres cosas; comunicador, público y un mensaje. Todo esto podemos hacerlo y lo queremos intentar».
La dirección de la obra corre a cargo de Fran Perea que dirige por segunda vez al protagonista, Ángel Velasco, tras Souvenir, una producción de Factoría Echegaray estrenada en 2017, que supuso el debut de Perea en la dirección teatral. Los últimos se convierte en la cuarta obra que dirige tras Souvenir, Cuando menos lo esperas (Las noches de la suite) y Mitad del mundo (que se podrá ver el 27 de marzo en el Real Coliseo de El Escorial).
«En todas las generaciones ha existido ese pensamiento de que el mundo tal y como lo conocemos iba a desaparecer. Algún cataclismo, un meteorito, una nueva cepa de virus… El ser humano ha fantaseado con ello y la literatura y el cine se han encargado de darle nombre y forma. Los últimos es la fantasía de lo que no nos gustaría contar dentro de unos años», explica Perea.
«En esta ocasión la vida nos lo ha puesto en bandeja, desgraciadamente», confiesa el director. Y aquí tenemos este maravilloso texto de Carlos Zamarriego en el que a través de su personaje principal (y único) y a través del sentido del humor, también, nos muestra esa realidad distópica de los nacidos en 2020.
«Cogemos el guante que lanza el Teatro de La Abadía y hacemos uso de su ciclo de #TeatroConfinado para intentar, a través de las nuevas tecnologías (no tan nuevas), llegar al espectador, que sigue necesitando historias», cuenta Perea, quien recuerda que «la Cultura de la escena se adapta y busca nuevos territorios, siempre en la cuerda floja». «Desde ahí, os contamos esta historia», concluye.