Pese a sus orígenes nobles, Elena Poniatowska, que fue bautizada con seis nombres al nacer, siempre atesoró en lo más profundo un espíritu revolucionario y un honorable sentido de la justicia. Vio por primera vez la luz en el incombustible París de los años treinta, hija de un francés de origen polaco y madre mexicana. Su padre, con el título de príncipe, fue sobrino del último rey de Polonia y descendiente de un general que luchó con Napoléon en Rusia. La sangre revolucionara y burguesa siempre corrió por sus venas y su reflejo fue plasmado en su vida y en su obra.
Escritora y periodista mexicana, Poniatowska tuvo la suerte de estudiar en Estados Unidos, y con 21 años empezó a trabajar en el segundo diario más antiguo de Ciudad de México, el Excelsior, donde se hizo un nombre combinando con maestría lo mejor del periodismo con su voz literaria.
Autora de más de 40 libros, entre ellos ensayos, cuentos y testimonios, Poniatowska recibe este miércoles el Premio Cervantes, considerado el Nobel de las letras hispanas, un galardón que premia toda una trayectoria dirigida a dar voz a los más débiles y denunciar todo tipo de injusticias. Otro de los grandes logros de esta escritora es haberse convertido en una de las mejores cronistas de su tiempo, dando testimonio de revueltas, matanzas, luchas sociales, movimientos sindicales y logros feministas. De hecho, en 2006 la International Women´s Media Foundation la galardonó por toda una trayectoria dedicada a un periodismo comprometido y valiente.
El Cervantes le llega en el esplendor de su vida, rodeada de una decena de nietos, y una brillante trayectoria personal y literaria. Como viene siendo tradición, Elena Poniatowska ya hizo su personal donación al Instituto Cervantes: una pulsera de latón de su padre, una primera edición de uno de sus libros que fue censurada en México y un manuscrito. Todos ellos serán custodiados durante diez años en una caja de seguridad propiedad del Ministerio de Cultura, un espacio que ya atesora la herencia de grandes maestros de las letras que le antecedieron en este mérito como Antonio Gamoneda, Juan Marsé, José Emilio Pacheco o Ana María Matute, entre otros muchos.
Dotado con 125.000 euros, el Premio Cervantes le será entregado a la escritora mexicana este miércoles de manos del Rey, que tras dos años de complicaciones de salud, volverá a presidir el acto, que tendrá lugar una vez más en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares.
Cronista de movimientos sociales e injusticias
A sus 81 años de edad, Poniatowska puede sentirse orgullosa de haber compartido con millones de lectores de todo el mundo los problemas del pueblo mexicano, desde principios del siglo XX hasta los albores del XXI. Una de las obras que la encumbró fue »La noche en Tlatelolco», donde narraba con gran verismo la matanza estudiantil de 1968 en su país, año convulso para los jóvenes de medio mundo.
Entre sus libros de testimonios más famosos, destaca »Hasta no verte Jesús mío», la historia de una soldadera mexicana, víctima de abusos y maltratos, que valió a Poniatowska el Premio Mazatlán de novela en 1970. Sin embargo, la lucha de los pobres está reflejada en muchos de sus libros, como »El tren pasa primero», una crónica sobre los movimientos sindicales y las huelgas de los trabajadores del ferrocarril a finales de los cincuenta, combinada con la historia sentimental de su protagonista, inspirado en un personaje real.
Entre sus obras recientes destaca »Amanecer en el zócalo», que recoge el sentir de gran parte del pueblo mexicano tras el fraude electoral de 2006, que destronó a Andrés Manuel López Obrador, miembro del Partido de la Revolución Democrática, de su legítimo puesto como presidente de México. En el libro, publicado un año después, Poniatowska recoge las voces del pueblo, así como de analistas, literatos y expertos sociólogos sobre el suceso político y el movimiento civil de resistencia pacífica que surgió después en las calles del país.
Pese a estar apegada al sentir de los estratos más bajos, Elena Poniatowska también esploró las clases más altas en »La piel del cielo», una obra inspirada en la vida del que fuera su marido hasta su fallecimiento en 1988, el astrónomo mexicano Guillermo Haro. En ella, narra importantes sucesos de la historia mexicana, al mismo tiempo que bucea en el desarrollo de la ciencia contemporánea en el país latinoamericano.
El Premio Cervantes, altamente codiciado entre los escritores hispanos, se añade a otros prestigiosos premios que ya atesora esta periodista y escritora, como el Alfaguara de Novela, el Premio Nacional de las Artes y Ciencias de México, el Mary Moors Cabot de Periodismo que concede la Universidad de Columbia y el título de la Legión de Honor que otorga el gobierno francés.