Levantar un proyecto cinematográfico como «Rogue One. Una historia de Star Wars» no es tarea fácil y así lo demuestran los numerosos problemas que han tenido que superarse a lo largo del tortuoso proceso creativo de la producción. Uno de los más graves se ha centrado en su guion.
Los primeros pases de la versión rodada por el director Gareth Edwards, no convencieron a los directivos de Lucasfilm, por lo que, en las fechas previstas para las tradicionales jornadas de rodaje adicional, empleadas para perfeccionar determinadas tomas de cualquier superproducción, se tuvo que recomponer el argumento principal y proceder al rodaje de casi la mitad del metraje final. La versión de Edwards resultaba demasiado oscura para los estándares marcados por la compañía, por lo que contrataron al guionista y director Tony Gilroy (“El legado de Bourne”, “Michael Clayton”) para reorientar la dirección de la película.
Disney ofreció cinco millones de dólares a Gilroy para que, en un tiempo récord, modificase el libreto original, adecuándolo a lo exigido por el estudio y dirigiese algunas de las nuevas escenas añadidas, detalle que nadie implicado en la producción se ha aventurado a confirmar.
Poco después, el compositor Michael Giacchino, quien ya trabajase para Disney en la banda sonora de la cinta de animación “Up”, vino a confirmar esta caótica situación al asegurar que el estudio le llamó para que realizase la partitura de la película en apenas cuatro semanas. A pesar de todo ello, la cinta ha podido terminarse a tiempo, apenas quince días antes de su estreno, y las millonarias cifras que se están obteniendo por la venta anticipada de entradas, hacen suponer que, a pesar de todo, “Rogue One” se convertirá en un nuevo éxito de taquilla que agrandará, aún más, el fenómeno de “Star Wars.