Tradicionalmente, se ha atribuido la invención del teléfono al escocés Alexander Graham Bell, aunque desde 2002 se ha reconocido que el teléfono fue concebido por un inmigrante italiano llamado Antonio Meucci, quien, hacia 1854, constituyó un teléfono mecánico (no eléctrico) para conectar su oficina con su dormitorio, que se encontraba en el segundo piso, debido al reumatismo de su esposa. En 1871 depositó una demanda de partente en Nueva York de su invento – el «teletrófono»-, que no pudo renovar en 1873 por falta de dinero.
Graham Bell nació en Escocia en 1847 y se formó en el seno de una familia de logopedas. Estudió en la Royal High School de Edimburgo y en Univesrity College de Londres. Aunque fue en una academia de Elgin donde llevó a cabo sus primeras investigaciones acerca del sonido.
En 1870 decidió trasladarse a América donde se interesó en perdfeccionar los sistemas educativos para sordos.
Poco después, Bell se propuso diseñar un dispositivo electromagnético que pudiera convertir un aparato que imitara la voz humana y reprodujera las vocales y consonantes. Los resultados de sus experimentos desembocaron en la invención del teléfono, cuya patente registraría el 14 de enero de 1876.
El éxito de su aparato traspasó las fronteras y pronto se inauguró la primera central telefónica. Desde su invención, el teléfono se convirtió en un dispositivo prácticamente indispensable para el desarrollo de la civilización.