David Trueba ha logrado hoy el premio Goya la mejor dirección por «Vivir es fácil con los ojos cerrados», al imponerse a Gracia Querejeta, Manuel Martín Cuenca y Daniel Sánchez arévalo.
Es el primer Goya para el realizador madrileño, tras haber sido nominado -como director novel- en 1997 por «La buena vida» y en 2004 por «Soldados de Salamina».
«Estoy acostumbrado a perder, soy del Atleti», ha dicho con sorna el realizador al recoger su Goya, que ha dedicado a su equipo y a los actores -son el «gran placer de este trabajo»-, en especial a tres: Ariadna Gil, Ramon Fontseré y Jorge Sanz.
Los actores «son gente frágil, llena de vida, que te prestan su cara, su cuerpo, su vida, su mundo interior, gente con ganas de gustar y agradar», ha dicho el realizador.
Trueba también ha destacado que gracias al cine ha conocido a gente maravillosa y algunos de ellos periodistas que le han abierto sus medios y le han demostrado ser generosos y fieles, entre los que citó a la fallecida Concha García Campoy.
El realizador ha recogido el quinto Goya de la noche -justo antes de que le dieran el de mejor película- por «Vivir es fácil con los ojos cerrados», una tierna historia basada en hechos reales que cuenta cómo un profesor de inglés viaja a Almería en los años setenta para que John Lennon le ayude a transcribir las letras de sus canciones.
A sus 44 años y con una larga carrera como guionista -de películas como «Amo tu cama rica», «Los peores años de nuestra vida», «Two much» o «La niña de tus ojos»-, comenzó su carrera como director con «La buena vida», a la que siguieron «Obra maestra», «Soldados de Salamina», «Bienvenido a casa», «Madrid, 1987» y «Vivir es fácil con los ojos cerrados».
También ha realizado documentales como «La silla de Fernando» o «Positive Generation. Voces por un futuro sin sida», y ha escrito novelas como «Saber perder», «Cuatro amigos» y «Abierto toda la noche».