«No están para firmar nada», ha dicho sobre una adhesión de los estadounidenses, durante el debate en Barcelona »La Corte Penal Internacional: 10 años de lucha contra la impunidad», sobre los puntos fuertes y débiles de la CPI a las puertas del décimo aniversario de la entrada en vigor del Estatuto de Roma que la hizo posible.
«No creo que a mí me toque ver a Estados Unidos firmando un tratado internacional», ha augurado la magistrada (Costa Rica 1939), que ha asegurado que hay que confiar en la propia legislación interna estadounidense para que juzgue a quienes cometan atrocidades.
Haciendo balance y un recorrido histórico del trabajo de la CPI, Odio Benito ha insistido en «el milagro de los milagros» que supuso crear la institución a partir del Estatuto de Roma en julio de 2002, elaborado en apenas cinco semanas que considera heroicas, y que comenzó a funcionar al año siguiente.
Odio Benito, que es jueza de la CPI desde 2003 y la presidió de 2003 a 2006, tiene una larga trayectoria profesional en derechos humanos y derecho internacional humanitario, y presidió el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (1993-95).