Aunque no se parecen absolutamente nada, Rafa y Carmen se apellidan los dos Lomana, y es que son hermanos. El hermanísimo de la rubia celebrity es todo un aventurero y participa en »Desafío en el abismo» (jueves a las 22:30 horas en Cuatro) junto a Jesús Calleja.
La función de Rafa Lomana es preparar físicamente a los diez concursantes para que puedan llevar a cabo (o intentarlo) los complicadísimos retos a los que se enfrentan en esta edición del reality. Sus entrenamientos suceden a primera hora del día, no son muy convencionales y les irritan enormemente
«Voy a ser vuestro gurú, vuestro consejero, vuestro guía espiritual… Dicho de otra manera: el tito, el yayo o el papá». Así es como Rafa se presenta ante los expedicionarios novatos y lo cierto es que da verdadero miedo.
Él se ocupa no sólo de la preparación física de los chicos, sino también de la mental y en más de una ocasión le hemos visto emocionar a los concursantes de la anterior edición. «Os puedo resumir esta aventura en cuatro palabras: Dolor, sufrimiento, desgaste y superación», dice.
«Creo que los chicos llegaron siendo unos gatitos y les hemos convertido en tigres. Se han sometido a un ambiente completamente hostil. Ni en el peor de nuestros sueños podéis imaginar lo que es aquello», confiesa refiriéndose a los días de aventura en México y Guatemala.
Con sus casi dos metros de altura y unos músculos de lo más trabajados, Lomana tuvo que abandonar el último desafío de Calleja en el Everest. «Me tuve que ir porque tenía bronquitis y estaba medio muerto», nos explica. «Me fui con 39 de fiebre. Mi teoría es que si la vida es dura, nosotros lo somos más. Por eso, en mi vocabulario no existe la palabra abandono. Así que tuvo que ser Jesús el que me obligara a marcharme de allí. Y la verdad es que si no es por él, estaría allí disecado«, bromea.
Curiosamente, Rafa Lomana es un poco hipocondríaco. «En Guatemala nos dijeron que había un bicho que se metía por las uñas de los pies y te dejaba huevos por todo el cuerpo. Rafa no se quitaba las botas ni para dormir y encima nosotros le picábamos diciéndole que seguro que algo había pillado», bromea Jesús Calleja sobre su compañero.
«Yo por si acaso, siempre dormía con la doctora», ríe Rafa. «Y encima, la pobre flipaba porque yo me metía en el saco vestido hasta arriba, no me quitaba ni las botas, ni el pantalón ni nada aunque estuviera de barro hasta las orejas, por miedo a que me picara algo raro», nos confiesa.