Tiene 42 años y lleva desde los 7 bajando a las profundidades de la tierra. Sergio García-Dils es sin duda el »Indiana Jones» español y lo comprobaremos este viernes en »Abjasia, atrapados bajo tierra» (en Cuatro a las 22:30 horas), el último Desafío Extremo de Jesús Calleja del que estuvo a punto de no salir con vida. A primera vista, a no ser por el rostro quemado por el sol, Sergio no es el típico aventurero.
Da clases en la universidad de Córdoba y trabaja como arqueólogo para el ayuntamiento de Écija, pero a Sergio esto de la espeleología le viene desde niño. «Mi padre es espeleólogo y a los 7 años yo hice la primera bajada. Desde los 12 llevo haciendo espeleología vertical. Ahora él, con más de 70 años sigue con sus aventuras. Cuando yo estaba en Rusia con Jesús, él estaba en medio del Atlántico haciendo incursiones, imagínate», bromea con Teinteresa.es.
Sergio lidera una expedición rusa de espeleólogos que recorren el mundo buscando las cuevas más profundas. «Estudié parte del doctorado en la universidad estatal de Moscú. Como con mi trabajo acumulo muchas horas extras, en vez de cobrarlas las guardo para irme de expedición», nos explica.
Con ellos ha recorrido buena parte del mundo. «Con mi equipo ruso llevamos 20 años juntos y nuestro objetivo era encontrar la sima más profunda del mundo y superar los 2.000 metros. Así que hemos estado de expedición en la Cordillera del Tauro, en la Isla de Creta en el macizo de allí, donde más en los Alpes en Eslovenia y buscando desde México hasta cualquier lugar que te puedas imaginar hasta batir el récord en el Cáucaso en la república de Abjasia«, asegura.
A pesar de que junto a Jesús Calleja ha vivido una situación realmente extrema y peligrosa, Sergio ha visto quedarse en el camino a varios compañeros. «Hemos tenido de todo en estos años, algunos compañeros han muerto; en 2003 un compañero cayó 30 metros con fractura abierta de tibia y peroné y tuvimos que hacer la de dios para sacarlo. He vivido accidentes de todo tipo. Aquí el peligro era más potencial, que decidieras algo y estabas muerto. Por suerte no ha habido accidentes. Lo máximo que me he hecho es un callo en el dedo«, bromea.
Y tras Abjasia, Sergio ya piensa en nuevos retos. «La próxima expedición grande será a final de octubre en el Cáucaso a otra cueva. Y luego en los Pirineos que me los traigo a los rusos para acá», nos confiesa.
«Jesús Calleja y Emilio son buenos compañeros y unos profesionales»
En los diez días de extremo peligro y tensión junto al leonés, Sergio asegura haberle conocido bien y sólo tiene buenas palabras para él y Emilio, su cámara. «En una expedición como esta conoces de verdad a la gente y yo puedo decir que es un muy buen compañero, se integra perfectamente en el trabajo en equipo y es un gran profesional. Es que desde fuera parece que todo se hace solo, pero en las condiciones que estábamos, verles a Jesús y Emilio grabando y contando bien lo que estaba pasando, es admirable. Yo pocas veces he visto gente tan profesional como ellos en 30 años que llevo haciendo expediciones», dice rotundo.
En esos días, para este experto espeleólogo «el gran peligro era tomar una decisión equivocada. La diferencia entre sobrevivir o no era elegir el momento en el que tenías que moverte», cuenta. Y es que él era el jefe de la expedición rusa que llevó a Jesús Calleja y su equipo a más de 1.600 metros de profundidad. «Lo que yo sentía era sobre todo el peso de la responsabilidad. Y mira que elegimos septiembre porque era la época más segura por las lluvias, si hubiésemos ido en junio, con el deshielo y la lluvia, hubiésemos muerto seguro», nos explica.
Para Sergio esa responsabilidad se volvió la motivación que les hizo salir de ese agujero en el que estuvieron diez días enterrados. «Se trataba de entrar y salir como equipo de la cueva. En la espeleología nunca hay desbandadas, no puede cundir el pánico y que uno se quite de en medio. Tener a Jesús y Emilio ahí suponía movernos siempre juntos. Al otro lado del sifón ellos trabajaron, cargaron material y todo como nosotros», concluye el espeleólogo.