Una compañía con sede en Dayton, Ohio (EEUU) se ha propuesto revolucionar la vigilancia policial desde el aire, gracias a un dispositivo que emula el funcionamiento de los ojos de águilas y halcones.
Así lo recoge The Washington Post, en un reportaje acerca de las capacidades del Hawkeye II, como se llama el invento desarrollado gracias a financiación estatal, y que permite el seguimiento de una ciudad entera desde el aire, o al menos así lo venden sus creadores.
El dispositivo es creación de Persistent Surveillance, una firma que ahora está tratando de convencer a las policías de ciudades de todo Estados Unidos con el argumento de que su tecnología de vigilancia puede ayudar a reducir la delincuencia.
Desde la empresa dicen que su nueva generación de videovigilancia es mucho más poderosa que las tradicionales cámaras a las que están habituadas las fuerzas del orden en EEUU. Pero en su virtud, su capacidad de captar detalles, está igualemente su riesgo, ya que suscita dudas acerca de la posible transgresión de la privacidad.
Según The Washington Post, montado en una avioneta, el sistema de cámaras Hawkeye puede funcionar como una máquina del tiempo para la Policía. Al grabar con una alta resolución durante horas, los detectives pueden dar marcha atrás en las imágenes y ampliar el área de su interés para ver cómo se cometió un robo o un asesinato, qué pasó durante un accidente, o en qué dirección escapó un fugitivo.
No sólo pueden hacerlo. Según The Washington Post, ya lo han hecho. Además de las cámaras normales, los aviones pueden llevar sensores infrarrojos que permiten a los analistas obviar las malas condiciones climatológicas o la noche, para realizar un seguimiento incluso a través de la maleza de un parque.
Aunque los estadounidenses cada vez se encuentran más cómodos con la presencia de cámaras de videovigilancia en su vida diaria, la aparición de una nueva generación de dispositivos más potentes y su despliegue no han superado todavía el examen de la sociedad.
Hay que tener en cuenta que el sistema que ofrece la compañía de Dayton puede realizar un seguimiento de cada vehículo y persona en un entorno del tamaño de una ciudad pequeña, y durante varias horas.
Aunque estas cámaras no pueden en principio leer las matrículas o ver las caras, sí que proporcionan una gran cantidad de datos que Policía, empresas e incluso particulares pueden utilizar para ayudar a identificar a las personas y realizar un seguimiento de sus movimientos.
Estreno en eventos políticos
Las cámaras ojo de halcón ya han sobrevolado por encima de grandes eventos públicos como un mitin del senador John McCain. Igualmente han sobrevolado manifestaciones en ciudades como Baltimore, Filadelfia, Compton, California, y la propia Dayton, en servicios para la Policía.
Igualmente, el dispositivo de Persistent Surveillance ha sido empleado en estudios de volumen del tráfico, la seguridad durante la celebración de las carreras de NASCAR y a petición de un político mexicano que encargó los vuelos sobre Ciudad Juárez.
Aunque los contratistas de defensa están desarrollando una tecnología similar para uso militar, es su potencial uso civil el que está levantando nuevas protestas por parte de los defensores de las libertades civiles.
En la propia ciudad de Dayton, donde nacieron estos nuevos sistemas de vigilancia, las autoridades de la ciudad se opusieron el año pasado a su contratación de 200 horas de vuelo para vigilancia policial, en gran parte por las quejas ciudadanas ante las posibles violaciones de privacidad.
«Hay un número infinito de las tecnologías de vigilancia que ayudan a resolver crímenes… pero hay razones por las que nosotros no hacemos esas cosas, o no deberíamos estar haciendo esas cosas», declara Joel Pruce, doctorando en derechos humanos de la Universidad de Dayton, y uno de los opositores al sustema. «¿Sabes dónde hay mucha menos delincuencia? Hay mucha menos delincuencia en China», esgrime a modo de ejemplo de que seguridad y libertad no casan a veces.
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