F87 fue la protagonista durante un año en el centro de Berlín (Alemania). Se trata de una construcción futurista: el prototipo de una casa inteligente situada ahí intencionadamente para concienciar a la población de que un futuro sin carbón es posible.
La estructura cúbica -rodeada de paneles solares disimulados- es capaz de alimentarse por completo a través de energía renovable. Utiliza Wi-Fi y Bluetooh para controlar la temperatura, la iluminación y los electrodomésticos. Incluso aprovecha la potencia que le sobra para cargar vehículos eléctricos sin necesidad de emplear enchufes y cables.
La vivienda está equipada con un acumulador de energía reciclado a partir de baterías usadas, lo que permite a sus habitantes aprovecharse de energía limpia hecha en el hogar. Durante su año de prueba, una familia de cuatro miembros ha vivido dentro de sus paredes y ha generado un excedente energético por un valor de 1.600 euros.
F87 es uno de los tantos proyectos que han surgido en Alemania después de que el país se haya comprometido a abastecerse -como mínimo al 80 %- con energías limpias antes de 2050.
No obstante, no solo ha nacido con el objetivo de demostrar la viabilidad de los edificios que generan excedentes energéticos, sino que también evidencia que las edificaciones pueden diseñarse y construirse para permitir su desarme y el completo reciclaje cuando termine su ciclo de vida.
Werner Sobek, arquitecto al frente del equipo que ha dado luz a F87, explica que sus viviendas nunca consumen más energía de la que generan utilizando fuentes renovables y, sobre todo, tampoco emiten dióxido de carbono u otras sustancias que sean dañinas para las personas y el medio ambiente.
“La sostenibilidad es un tema clave de nuestro trabajo”, afirma Sobek, quien, a través de su organización, también actúa como activista de las tecnologías verdes.
Alemania es uno de los países de la Unión Europea, y de todo el mundo, que más ha apostado con más de 20.000 millones de euros anuales por la integración de las energías renovables: alrededor del 35 % del total de su consumo eléctrico actual proviene de fuentes renovables. La energía solar, la biomasa y la eólica son las que más se han potenciado en los últimos años.
Esta estrategia es una medida eficiente para abandonar cualquier uso contaminante como recurso energético. Sin embargo, la energía nuclear, el gas y el carbón siguen estando bastante presentes en todo el país.