Según revela hoy EL PAIS, La banda de moteros Los Ángeles del Infierno instaló uno de sus capítulos (una de sus ramas) en Mallorca, donde creó su centro de operaciones para Europa, lejos de la policía alemana. La organización obraba según los parámetros mafiosos: mantenía una estructura jerárquica piramidal, represión interna, policías comprados, amenazas y palizas a quien no se rendía a sus fines y pagaba.
Algunas de las mujeres captadas y secuestradas para su explotación en la prostitución llegaron a ser encerradas en jaulas de perros para “castigarles”, según explica en un auto el juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, que dirigió la operación contra la banda, a finales de julio, en colaboración con la Fiscalía Anticorrupción. En las indagaciones se ha contado con testigos protegidos que han desentrañado métodos, personas y lugares de actuación.
Las mujeres forzadas a prostituirse eran trasladas de un país a otro, siendo usadas como correos internacionales para trasladar dinero negro en efectivo en el seno de la misma red. La cúpula de la banda del cráneo alado, Hells Angels Motors Club (HMTC), contó en sus redes con la colaboración de cuatro miembros de las fuerzas de seguridad del Estado y agentes locales que les proporcionaban información, documentación y cooperaban en sus actividades ilícitas, por dinero.
Una treintena de miembros fueron detenidos en Mallorca y Alemania, bajo una acusación penal que incluía los delitos de homicidio, secuestro, extorsión, amenazas, tráfico de drogas, blanqueo de capitales, falsedad documental e integración en organización criminal.
La intervención policial se desarrolló en colaboración con Europol, Eurojust —órgano de cooperación judicial entre Estados de la UE—. En Palma, el juez Velasco dictó 12 órdenes de prisión incondicional, seis prisiones con fianza y dejó a seis acusados en libertad provisional.
No son simples moteros de fin de semana
Los Ángeles del Infierno están organizados en más de 250 capítulos distribuídos por toda Europa. Un grupo al que le persigue la mala fama desde su fundación en la Costa Oeste de los Estados Unidos hace ya seis décadas
Sólo atienden a sus propias leyes, tal y como ejemplifica el presidente del capítulo madre en España, Álex Constante, afirmando que son «un mundo dentro del jodido mundo».
Los inicios de los Ángeles del Infierno en España se remontan a un pequeño grupo de moteros, sin miedo a nada, empujados por la moda de las tribus urbanas de los años 80.
Cinco o seis mensajeros de Barcelona se juntaron para crear un motoclub al estilo americano en 1982. Se hacían llamar Centuriones y se dieron a conocer poco a poco en toda España reclutando adeptos y protagonizando enfrentamientos en bares. En 1996, el grupo se disolvió tras el arresto por la Audiencia de Barcelona de 34 de los miembros del capítulo ubicado en la ciudad.
Por aquel entonces los moteros ya fueron acusados de tráfico de drogas, armas y asociación ilícita. Cuando los miembros de la polémica bandada de moteros salieron de prisión tras una condena de cuatro años, Centuriones desapareció y varios de ellos pasaron a convertirse en Ángeles del Infierno, motivados por la historia americana.
Así llegaron a España, con la experiencia ganada en su primera formación, y ubicando su sede en el número 21 de la calle Fluvia de Barcelona en 1996.
Al igual que ocurrió con Centuriones, el grupo de moteros arropados con un nuevo y llamativo nombre se extendió al resto de ciudades españolas y comenzaron a relacionarse con las organizaciones internacionales. Se encontraban en concentraciones de motos para irse abriendo en el mundo.
Los miembros de los Ángeles del Infierno en España, que al principio se contaban con los dedos de una mano, se han multiplicado de una manera extrtaordinaria con su lema libertad, rebeldía y rock and roll, y cuentan actualmente con formaciones de capítulos en Madrid, Valencia, Costa Blanca, Murcia, Costa del Sol, además del capítulo Nomads y el Prospect de Canarias.
La banda de moteros tuvo el primer episodio con la policía, desde que se apodaron Ángeles del Infierno, el 18 de diciembre de 2007, cuando 10 miembros de la organización fueron detenidos en Barcelona acusados de los mismos delitos por los que la banda Centuriones se desintegró.