El tratamiento de elección para la mayoría de los tumores malignos de piel es la extirpación quirúrgica. Esta resulta curativa en la inmensa mayoría de los casos de cáncer cutáneo no melanoma y de melanoma incipiente. Para lesiones superficiales de cáncer cutáneo no melanoma se pueden emplear otras terapias no quirúgicas que incluyen quimioterápicos tópicos, inmunomoduladores, crioterapia, electrocirugía y terapia fotodinámica, entre otras. La cara más agresiva de muchos tumores ha cambiado actualmente gracias a los nuevos tratamientos disponibles. Aunque lo mejor es realizar un diagnóstico precoz, el cáncer de piel se puede tratar con éxito, incluso en fases avanzadas.