Los últimos datos del sobrepeso y la obesidad infantil asustan y hacen saltar todas las alarmas porque algo se está haciendo mal con la dieta y hábitos de los más peques. Según el estudio Aladico (Alimentación, Actividad, Desarrollo Infantil y Obesidad) realizado por la AESAN, en España hay un 26,2% de niños con sobrepeso y un 18,3% son obesos.
El doctor y presidente del comité científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), Jesús Román, destaca que esta situación “es muy preocupante porque es bastante probable que un niño con sobrepeso en la infancia llegue a la edad adulta con obesidad. Y lo peor es que el niño no lo elige, un adulto de alguna manera si lo elige”.
La dietista y miembro del comité de prensa y comunicación de la Asociación Madrileña de Dietistas-Nutricionistas (ADDINMA), Concepción Maximiano Alonso, explica que esto se debe a múltiples factores como el aumento del sedentarismo (menos horas de actividad física), más horas frente al televisor, un aumento en la ingesta de alimentos ricos en grasa y azúcares,…”.
Además, la dietista miembro de Masalud, Ana Pascual Gómez, añade que “algunas veces, porque los hijos coman, prefieren darles »cualquier cosa rápida» a que estén siempre con »el no me gusta» o de »esto no quiero». Los niños son muy listos y aprenden a ingeniárselas para conseguir lo que quiere. Otro factor es que a los peques se les premia demasiado con dulces”.
El doctor Román recuerda que “la educación es básica para evitar el sobrepeso en la infancia. Desde la escuela, pasando por los comedores, la familia,… No hay otra solución. Los niños comen lo que les dan. Si el padre no come verdura, el niño no lo hará nunca en la vida. Y si está acostumbrado a merendar un pastelito, que es lo que le gusta más a los peques, no se comerá después una fruta. Todo va en los hábitos. No es instintivo sino que hay que educarlos”.
El abuso de la bollería y las »chuches», el error más común
Si por los niños fuera, se pasarían el día comiendo »chuches» y bollos. Pocos son los que disfrutan comiendo verduras y frutas. Los padres tienen muchas peleas con sus hijos a la hora de las comidas, pero la clave está en educarlos sobre la alimentación, enseñarles los por qués de las comidas e incluso dejarles que participen en la elaboración.
“El abuso de productos ya preparados o industriales, como bollería, chucherías precocinados, bebidas azucaradas, zumos comerciales, fritos y el bajo consumo de verduras, frutas y legumbres es una de las peores prácticas. Además, la baja actividad de los más peques” es otro error que contribuye en gran medida al sobrepeso o la obesidad, explica Maximiano.
La dietista de Masalud hace referencia además a que hay que explicarle a los niños por qué cada alimento puede ser bueno y puede ser malo. “También es un error pretender que nuestros hijos coman saludable si los propios padres no lo hacen”.
Es esencial que los niños coman de todo y de forma equilibrada para mantener durante toda su infancia el peso que le corresponde. Y no solo la comida es importante sino que hay que tener en cuenta que también es vital el ejercicio físico que hagan. Las dos expertas consultadas por Teinteresa coinciden en que el sedentarismo es fatal para los niños.
Pascual propone además que “igual que a veces en los hogares existe el día de la pizza o de la hamburguesa, se puede crear el día de la verdura o pescado como algo divertido, por ejemplo decorando el plato.
Dormir poco, aumenta el riesgo de padecer obesidad
Los niños y adolescentes que duermen poco, menos de 10 horas en edad escolar, pueden activar los genes responsables de la obesidad, según ha concluido el estudio elaborado por un grupo de pediatras del Hospital Josep Trueta de Girona y que forma parte del Instituto de Investigación Biomédica de Girona (IDIBGI).
El artículo científico, liderado por el doctor Abel López Bermejo y publicado en la revista »International Journal of Obesity», constata que la falta de sueño se asocia a la obesidad de los niños antes de que empiecen la pubertad, sobre todo si presentan un riesgo genético.
Así, el estudio ha considerado que los niños tendrían que dormir un mínimo de 10 horas y los adolescentes 8 horas, puesto que descansar menos tiempo de lo que se valora como óptimo es uno de los mecanismos que explica un crecimiento del riesgo de ser obeso.