El dolor crónico afecta a más de 7 millones de personas en España, según los datos que maneja la Asociación Española del Dolor. Este viernes se celebra su día mundial, una cita en la que se nos recuerda que hay muchas personas que día día tienen que sobrellevar dolores, que tienen que vivir con sufrimiento y que su vida esta condicionada por sus dolencias. Fibromialgia, dolor orofacial, dolor en las articulaciones, reúma, cefaleas, migrañas, y una larga lista componen el grupo de las enfermedades consideradas como crónicas y más específicamente que padecen dolor crónico.
Según la Organización Mundial de la Salud hay cerca de un 20% de personas que padecen dolor crónico del cualquier índole y en nuestro país cerca del 53% de los pacientes con casos diagnosticados son mujeres. Ante estas cifras la sociedad cada vez está más concienciada de que es posible paliar el dolor, mejorar la vida de los enfermos y, con los avances de la ciencia, que las técnicas permitan mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Concepción Pérez, jefa del Servicio de la Unidad del Dolor del Hospital de la Princesa de Madrid y portavoz de la Sociedad Española del Dolor explica a Teinteresa.es que hay dolores, como los orofaciales que están asociados al dolor crónico neuropático, en los que «tu hijo ni siquiera te puede dar un beso porque te duele la boca». Imaginarse esta situación puede resultar desesperanzadora, pero más de siete millones de personas tienen dolor crónico en nuestro país. «Quizá el más difícil de paliar es el dolor neuropático», explica la doctora Pérez. Solo hay que imaginarse el dolor del síndrome de la boca ardiente o el de las llamadas neuralgias del trigémino, que como explica la doctora «te dan descargas cuando haces cosas tan sencillas como lavarte los dientes». Y ella misma se hace una pregunta que cualquiera a título personal puede hacerse: ¿Cómo es posible vivir con constante dolor?
Los más difíciles de tratar, los que más duelen, explica la especialista, son los dolores orofaciales, los que afectan a los órganos de la cara: ojos, oídos, boca, nariz… «Hay uno de ellos que es una disfunción en la articulación tempramandibular y que no te permite ni siquiera comer bocadillos», explica la médico. Hasta las cosas más sencillas pueden resultar dolorosas a los enfermos crónicos.
Por su parte el doctor Enrique Reig, director de la Clínica del Dolor de Madrid que fue director y jefe de la Unidad para Tratamiento del Dolor de la Clínica Puerta de Hierro desde 1.982 hasta 2004 y miembro fundador y anterior presidente de la Sociedad Española del Dolor (SED), explica que en el centro en el que trabaja acuden muchos pacientes con dolor lumbar y ciático, pero que el umbral del dolor es muy distinto en cada uno de los pacientes. «El umbral es muy personal, quizá el caso de la fibromialgia es el que presenta un umbral desencajado, cada pequeña dolencia, cada actividad que hacen produce dolores muy grandes para ellos», explica.
La fibromialgia es una de las enfermedades que se consideran dentro de las que pertenecen al grupo del dolor crónico. Es decir, dolencias que no se curan por lo general. Sus síntomas se caracterizan por el dolor musculoesquelético generalizado, además los pacientes sufren una exgarada hipersensibilidad en puntos como los hombros, la espalda, los codos o las piernas. Además los pacientes refieren que sufren una fatiga excesiva y episodios ansioso depresivos.
Sin embargo hay esperanza para los enfermos, en el futuro hay dos aspectos a tener en cuenta para el tratamiento del dolor crónico, en opinión del doctor Reig, por una parte los tratamientos farmacológicos no opioides, es decir, medicamentos que puedan llegar a inhibir el dolor y los tratamientos eléctricos: la radiofrecuencia que se aplica directamente a las zonas afectadas y la estimulación medular.
Otro de los que ya se están aplicando y que resultan efectivos, como explica a Teinteresa.es la doctora Pérez, es utilizar toxina botulínica, bótox, a las personas que sufren dolor crónico en la cara. Inyectando bótox en los músculos de la cara se consigue estimular la zona y mitigar las dolencias. Otra de las técnicas es bloquar los nervios periféricos del rostro.
El dolor desemboca en depresión, un problema que hay que vigilar
Cocepción Pérez explica que el dolor crónico puede desembocar en depresión, y los dos generalmente van asociados. «Se produce una tríada: depresión, ansiedad y dolor», matiza la especialista. «Nos llegan pacientes con unm mismo cuadro, me quedo sin trabajo porque mi dolor me impide ir a trabajar, me quedo sin relación con mis amigos porque ya no salgo tanto como antes y mi familia solo ve diariamente a una persona que sufre», estas son las situaciones más habituales y desgarradoras que surgen ante el dolor crónico.
Respecto al umbral del dolor hay que tener en cuenta tanto la intensidad como la repercusión, «cada uno expresa y siente en función de sus circunstancias, no hay un conjunto de características que determinen el umbral», explica la doctora Pérez. Por su parte el doctor Reig argumenta que «es muy personal» y que depende de la gravedad de los dolores.