La siesta, una de las tradiciones más arraigadas de España y uno de los valores de marca española que se han exportado al mundo con más éxito, pero San Benito Abad, fue el creador de la »cabezadita».
«La siesta cruza fronteras y el bienestar que ofrece es incomparable a cualquier otra solución médica», según los expertos y según pronosticó el santo San Benito de Nursia, más conocido como San Benito Abad, patrón de Europa y, tal como dicen las escrituras, la persona que estableció como momento de descanso «la hora sexta» o también llamada la hora de la siesta.
Cuenta la historia, que este santo enseñó a los monjes a construir relojes para contar las horas. La regla de San Benito concretaba una serie de horas con las obligaciones, comidas, oraciones y ceremonias a realizar en cada una de ellas.
La hora sexta, dedicada en la regla benedictina al descanso, ha sido la que ha inmortalizado la siesta.
Un grupo de investigadores, creó un dispositivo bautizado con el nombre de «Lirón», una férula que se introduce en la boca y mejora la respiración nocturna, ayudando a solventar problemas del sueño como la apnea y los ronquidos.
Estas interrupciones de la respiración, según este especialista, miembro de la sociedad española y de la europea del sueño, rompen los ciclos de estas «cabezaditas» que mejoran no sólo físicamente a las personas, sino también mentalmente, como lo ha constatado hace unos meses la NASA.
Sus investigadores, dijo, comprobaron que los astronautas mantenían la lucidez y la buena disposición después de dormir una siesta tras una mañana de intenso trabajo.
Es importante tomar este tiempo para descansar, sobre todo para los profesionales con un trabajo de alto riesgo y tensión, por ejemplo los controladores aéreos.
Y ¿cómo hay que echarse la siesta para que siente bien?: «Se puede estar tumbado o acostado, pero lo más importante es que no supere los treinta minutos», según Mayoral, ya que si se excede ese tiempo se entra también en fases más profundas de la «arquitectura del sueño», de unos ciclos más propios de la noche.
«La siesta es una especie de sueño corto recuperador», insiste este especialista que ejerce en varias clínicas reconocidas de España y que la recomienda especialmente para personas con hipertensión, diabetes, problemas cardiacos, ansiedad y estrés.
San Benito de Nursia ¿patrón de la siesta?
El vocablo “siesta” recoge el diccionario de la RAE:
1. “Tiempo después del mediodía en que aprieta más el calor.
2. Tiempo destinado para dormir o descansar después de comer”.
Y es que, efectivamente, la hora sexta es la hora del mediodía. El evangelista Marcos, el único que nos informa sobre las connotaciones horarias de la crucifixión de Jesús, tras reseñar que fue crucificado a la hora tercia (las 9 de la mañana), nos dice que “llegada la hora sexta [el mediodía], hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona” (Mc. 15, 33). Y la hora sexta es, también, aquélla en la que se acostumbraría a tomar la siesta, cuando el almuerzo era lo que era, una comida previa al mediodía, y no como ahora en que los españoles almorzamos a las dos de la tarde como pronto, cuando no a las tres o hasta a las tres y media.
Pues bien, lo cierto es que tal descanso al mediodía, a la hora sexta en definitiva, es lo que ordena la regla benedictina del santo de Nursia, como con toda claridad afirma su artículo 48:
“Desde Pascua hasta el catorce de septiembre, desde la mañana, al salir de prima, hasta aproximadamente la hora cuarta, trabajen en lo que sea necesario. Desde la hora cuarta hasta aproximadamente la hora de sexta, dedíquense a la lectura. Después de Sexta, cuando se hayan levantado de la mesa, descansen en sus camas con sumo silencio, y si tal vez alguno quiera leer, lea para sí, de modo que no moleste a nadie. Nona dígase más temprano, mediada la octava hora, y luego vuelvan a trabajar en lo que haga falta hasta Vísperas”.