«Aun cuando la tarea parece difícil, los recursos resultan insuficientes y los obstáculos demasiado grandes, les hará bien recordar que el suyo es un trabajo santo. Y quiero subrayar: el suyo, es un trabajo santo», ha añadido.
En este lugar donde el rey Mwanga tomó la decisión de exterminar a los cristianos, donde murieron los primeros cuatro mártires ugandeses, Francisco ha agradecido a los catequistas «los sacrificios que hacen» así como «el celo y la devoción con la que llevan a cabo esta importante misión».
«Ustedes enseñan lo que Jesús enseñó, instruyen a los adultos y ayudan a los padres para que eduquen a sus hijos en la fe, y llevan a todos la alegría y la esperanza de la vida eterna. Gracias, gracias por su dedicación, por el ejemplo que ofrecen y por los tantos modos en que plantan y cultivan la semilla de la fe en esta vasta tierra», ha insistido.
Concretamente, les ha dado las gracias especialmente por el hecho de enseñar a rezar a los niños y a los jóvenes y les ha pedido que les hagan rezar por él.
El Papa ha recordado que la comunidad cristiana en Uganda ha crecido mucho gracias al testimonio de los mártires que «estuvieron dispuestos a derramar su sangre para permanecer fieles a lo que sabían que era bueno, bello y verdadero». «Estamos hoy aquí en Munyonyo, donde el Rey Mwanga decidió eliminar a los seguidores de Cristo. No tuvo éxito en su intento», ha afirmado.