Los rebeldes del Movimiento 23 de Marzo (M23) anunciaron hoy el fin de la lucha armada, después de más de un año y medio de combates contra el Ejército de la República Democrática del Congo (RDC) y las fuerzas de la ONU.
En un comunicado titulado «Anuncio del fin de la rebelión«, el presidente del M23, Bertrand Bisimwa, señala que, a partir de ahora, el grupo intentará alcanzar sus objetivos por medios políticos.
«La dirección del Movimiento del 23 de Marzo anuncia a la opinión pública nacional e internacional que ha decidido poner fin a su rebelión y perseguir, por medios puramente políticos, la búsqueda de soluciones a las profundas causas que provocaron su creación», afirma Bisimwa, líder político de los rebeldes, en la nota.
Los milicianos del M23 iniciarán un «proceso de desarme, desmovilización y reinserción social en la modalidad convenida con el Gobierno de la República Democrática del Congo», se añade en el comunicado.
Los últimos rebeldes «huyeron en su mayoría hacia Ruanda», afirmó el ministro de Comunicación y portavoz del gobierno congoleño, Lambert Mende. «Quemaron 42 vehículos y sus depósitos de municiones; se dispersaron por todos lados, fue un sálvese quien pueda», se congratuló un oficial de las Fuerzas Armadas de la RDC (FARDC). Según otro oficial, unos cincuenta combatientes rebeldes se rindieron.
Las fuerzas armadas de la RDC tomaron los últimos bastiones rebeldes en el norte
El anuncio se efectuó después de que las Fuerzas Armadas de la RDC tomaran los últimos feudos en poder del M23 en la conflictiva provincia de Kivu del Norte (este).
El Ejército se hizo con el control de las colinas de Runyonyi, Thanzu y Mbuzi, donde se atrincheraban los milicianos del M23, durante los enfrentamientos que han tenido lugar en las últimas 24 horas, confirmó hoy a Efe el portavoz del Gobierno congolés, Lambert Mende.
«Esas tres colinas, que eran sus últimas trincheras en la frontera de nuestro país con Uganda y Ruanda y adonde los rebeldes habían huido, están completamente controladas por nuestras tropas», afirmó Mende por teléfono.
En esas operaciones, ocurridas en una zona a unos 75 kilómetros de Goma, capital de Kivu del Norte, los soldados destruyeron dos grandes depósitos de armas de los que se abastecían los insurgentes, según el portavoz del Ejército, general Jean Richard Kassonga.
El Gobierno congoleño había exigido ayer al M23 que anunciase «oficialmente» el cese de las hostilidades y abandonase las zonas que aún mantenía bajo su control, ya que, de lo contrario, el Ejército continuaría su ofensiva.
Bisimwa ya ordenó el pasado domingo a sus fuerzas que dejaran de combatir e instó a retomar las conversaciones de paz de Kampala, suspendidas desde hace dos semanas, si bien el fin de la lucha armada no se hizo oficial hasta hoy.
El pasado 25 de octubre, tres días después de la suspensión de las negociaciones de paz de Kampala, el Ejército congoleño -apoyado por las fuerzas de la ONU desplegadas en el país- lanzó una acción militar a gran escala en Kivu del Norte para desalojar a los rebeldes de sus principales bastiones.
Cinco años de guerra y primera victoria del ejército congoleño desde 1963
El M23 está formado por soldados congoleños amotinados, algunos de ellos miembros del antiguo grupo rebelde Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo.
La RDC está inmersa aún en un frágil proceso de paz tras la segunda guerra del Congo (1998-2003), en la que se vieron implicados varios países africanos, y acoge en su territorio a una numerosa misión de la ONU.
Esta provincia del Este del país, rica en recursos naturales, es un foco histórico de múltiples rebeliones que han desestabilizado a la RDC desde hace unos veinte años. De ahí salió en 1996 el AFDL de Laurent-Désiré Kabila (padre del actual presidente Joseph Kabila) quien, con ayuda del Ruanda vecino, derrocaría el año siguiente a la dictadura de Mobutu Sese Seko y tomaría el poder en Kinshasa.
El Kivu Norte fue luego epicentro de la gran guerra africana de 1998 a 2003, involucrando uno a uno a decenas de países en todo el territorio congoleño. Desde entonces, varios grupos rebeldes no han cesado de agitar el oriente de la RDC y amenazar la estabilidad regional.
Estos movimientos, esencialmente compuestos de tutsis congoleños, se constituyeron en barreras contra los exgenocidas hutus ruandeses de las FDLR presentes en la región desde 1994. El gobernador de Kivu Norte, Julien Paluku, afirmó que el jefe militar del M23 Sultani Makenga «huyó hacia Ruanda», donde muchos rebeldes pudieron refugiarse, así como en Uganda.
Cuando estaba en lo máximo de su poder, el Movimiento del 23 de marzo (M23) ocupó Goma durante varios días en noviembre de 2012, antes de replegarse a unos kilómetros bajo la presión de la comunidad internacional.
Este movimiento, apoyándose en poblaciones ruandófonas locales, surgió de un amotinamiento de ex rebeldes, tutsis en su mayoría, integrados en el ejército tres años antes de un acuerdo de paz. La derrota del M23 significa la primera victoria del ejército congoleño sobre una rebelión importante desde el fin de la secesión de Katanga en 1963.
EEUU valora del fin de la guerra
Estados Unidos saludó el martes el «fin» de la rebelión del M23 en el este de la República Democrática del Congo (RDC) y llamó a todas las partes a firmar un acuerdo de paz definitivo en la zona africana de los Grandes Lagos.
«Estados Unidos recibe positivamente el anuncio del M23 (Movimiento del 23 de marzo) que pondrá fin a su rebelión en el este de RDC. Asimismo, recibimos favorablemente la respuesta positiva del gobierno de la RDC», declaró en un comunicado la portavoz adjunta del Departamento de Estado, Marie Harf.
«Alentamos a las partes a continuar hacia un proceso político para lograr un acuerdo de paz final que permita el desarme y la desmovilización del M23, y que garantice que se rindan cuentas por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad», indicó la diplomática estadounidense, muy involucrada en los últimos meses en el caso de los conflictos en la región de los Grandes Lagos.
El Departamento de Estado felicitó a la RDC por su «voluntad de regresar a Kampala», donde se llevan a cabo desde hace meses negociaciones de paz entre el M23 y Kinshasa, así como el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, y a su ministro de Defensa por haber «facilitado» estas negociaciones.
Washington no mencionó en cambio en su comunicado a Ruanda, acusado por la ONU y la RDC de haber brindado apoyo militar al M23, que integran exsoldados congoleños tutsis.
Durante mucho tiempo aliado de Kigali, Estados Unidos comenzó en julio de 2012 a distanciarse del régimen del presidente ruandés, Paul Kagame, incluso pidiéndole abiertamente estos últimos meses que costara sus vínculos con el M23.
El ejército congoleño obtuvo el martes una victoria histórica venciendo al M23, cuyos últimos combatientes fueron echados durante la noche de las dos últimas posiciones que ocupaban en las montañas de Kivú Norte, fronterizas con Ruanda y Uganda. Vencidos en el terreno, los rebeldes anunciaron que ponían término a su rebelión. El gobierno de Kinshasa proclamó una «victoria total» contra el último grupo de entre 200 y 300 insurgentes.
Ese avance en el conflicto fue facilitado por el hecho de que Ruanda y Uganda retiraron su apoyo a los rebeldes. Ambos países, acusados por la ONU de respaldar el M23, fueron blancos de intensas presiones diplomáticas en las últimas semanas a fin de que cesara su apoyo.