El Ministerio de Defensa verá incrementado su presupuesto para 2016 con respecto al ejercicio actual en un 0,4 por ciento, hasta los 5.734,29 millones de euros, según el proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) que ha presentado el Gobierno este martes en el Congreso de los Diputados.
Por tanto, las cuentas públicas del departamento que dirige Pedro Morenés continúan con la tendencia al alza que iniciaron ya este año, cuando subieron otro 0,4 por ciento, algo más de 23 millones de euros, con respecto al ejercicio anterior.
Como viene ocurriendo en los últimos años, de los más de 5.734 millones de euros con los que contará el ministerio el próximo año, un total de 4.324,99 millones –algo más del 75 por ciento de todos los gastos del departamento– irán al capítulo primero, es decir, a gastos de personal. Esta partida se ve, por tanto, reducida en un 0,6 por ciento con respecto a este año.
761 MILLONES PARA GASTOS OPERATIVOS
Asimismo, según consta en el proyecto de Presupuestos, la dotación para atender los «gastos operativos y de funcionamiento necesarios para la profesionalización de esta política» alcanzarán un importe de 761,52 millones de euros.
En cuanto al capítulo de inversiones, éstas ascenderán el año que viene a 493,67 millones de euros, subiendo así un 14,8 por ciento con respecto a 2015, mientras que la dotación en inversiones de programas especiales de armamento se queda en los 6,84 millones que también se destinaron en los últimos presupuestos.
Sin embargo, no son estos 6,84 millones lo único que recibe Defensa para pagar los programas de armamento, sino que aparte de lo establecido en las cuentas públicas estatales, todos los años el departamento que dirige Pedro Morenés se ve beneficiado por la concesión de créditos extraordinarios que van destinados a pagar las obligaciones contraídas en este aspecto.
El último se aprobó el pasado mes de mayo y ascendió a 856 millones de euros con los que se hace frente al pago de, entre otros, el programa del »caza» Eurofighter (399,7 millones de euros), el Airbus A400M (154,4 millones), el vehículo blindado Pizarro (60 millones), o los helicópteros Tigre (68,9 millones), NH-90 (45,6 millones de euros) y EC-135 (39,2 millones).
DOS RECURSOS ANTE EL TC
Esta fórmula de no reflejar apenas gasto en los Presupuestos para pagar los programas de armamento y hacer frente a estas obligaciones a través de créditos en forma de decretos ley ha sido duramente criticada por la oposición en los últimos años. De hecho, los dos últimos créditos extraordinarios han sido recurridos ante el Tribunal Constitucional, que lo está estudiando.
Con el presupuesto para 2016, el Gobierno pretende que la política de Defensa mantenga las «capacidades operativas mínimas e imprescindibles de las Fuerzas Armadas para cumplimentar las misiones y ejecutar los compromisos adquiridos».
Los principales objetivos de esta política son la «mejora continua de la captación, selección, formación, preparación y empleabilidad del personal así como la «mejora en la gestión del proceso de transformación de las Fuerzas Armadas con la finalidad de incrementar su eficacia», por lo que «se seguirá impulsando la formación global del personal y el adiestramiento conjunto de las distintas unidades».
Como el pasado año, el presupuesto de Defenda también dedica una atención especial a las «capacidades» de la Unidad Militar de Emergencias (UME) que, además de su actuación en incendios y desastres naturales, «se ha preparado para intervenir en catástrofes tecnológicas, es decir, en eventos graves de contaminación medioambiental y de riesgo químico, nuclear, radiactivo y biológico».
COMPROMETIDA CON LA SEGURIDAD MUNDIAL
El proyecto de Presupuestos Generales del Estado establece que «España constituye una nación responsable y comprometida con la seguridad y la paz internacional», de modo que, según asegura, su política de defensa «seguirá encaminada a disponer de recursos humanos preparados y alistados, así como las herramientas y capacidades necesarias para hacer frente con eficacia a los riesgos y amenazas de nuestro entorno».
«España, condicionada por su singular posición geoestratégica, tiene sus propios riesgos y amenazas a los que debe hacer frente mediante el impulso de una política de defensa activa que nos permita mantener nuestra influencia en el contexto internacional y así continuar contribuyendo prioritariamente a la paz y la estabilidad en nuestra zona de interés directo y preservar nuestros intereses nacionales», destaca el Gobierno.