Óscar Sánchez Alonso, profesor universitario y doctor en Comunicación Política por la Universidad Pontificia de Salamanca, considera que «la intervención del presidente del Gobierno me ha parecido lamentable; y ha mostrado no tener ningún respeto a la institución parlamentaria. Rajoy ha reconocido errores, pero resulta que de ello no se desprende ninguna responsabilidad política. Ergo… es un auténtico irresponsable».
Sánchez Alonso cree que la mejor intervención ha sido la de Rosa Díez. «UPyD le ha formulado 20 preguntas muy concretas y pertinentes, y Rajoy no ha tenido la decencia de responder ni a una sola de ellas. Considero que la peor intervención ha sido la de Alfonso Alonso (PP). Aparte de aplaudir de forma entusiasta al presidente, y aparte de dejar de lado la más mínima autocrítica, ha estado dispuesto a incurrir en sonrojantes argumentos: como sostener que solicitarle explicaciones al Gobierno se debe, tan sólo, a que no se es capaz de asumir la supuesta recuperación económica».
Sánchez Alonso considera que Rubalcaba se ha esforzado en argumentar por qué era razonable que Rajoy acudiese a dar explicaciones. «Qué duda cabe. En eso (la necesidad de que Rajoy fuera al Parlamento) es fácil coincidir. Salvo ciertas claques del PP, es casi imposible encontrar círculos que se opongan a ello. El problema de Rubalcaba es que tiene mucho pasado por delante´ (valga la paradoja); y eso dificulta enormemente su labor crítica».
Lo de Durán Lleida, a juicio de Sánchez Alonso, también resulta divertido si no resultase casposo. «Escucharle hablar de responsabilidades políticas y de financiación ilegal a alguien como él, que pertenece al partido que pertenece pues en fin. De bastante bochorno. Y otro ejemplo: que Cayo Lara (IU) aluda a las Cajas de Ahorro «saqueadas» está muy bien. Es cierto que las Cajas han sufrido ese saqueo por parte del establishment. Pero Cayo Lara tendría que reconocer que, en ese tema, alguna responsabilidad le alcanza también a IU. Hechos son hechos, señor Lara».
Lo mejor de Rajoy, según Sánchez Alonso, ha sido que reconozca parte de sus errores. «Lo peor, que sólo ha reconocido »una parte»; y que tal reconocimiento no ha ido ligado a ninguna responsabilidad política. Asimismo, que se niegue a responder a preguntas muy legítimas, muy pertinentes, y muy necesarias (como son las 20 que le ha planteado UPyD) resulta absolutamente infumable. Tanto cuajo y tanto cemento armao´ no puede tolerarse en el Parlamento».
La ciudadanía que haya seguido el debate habrá podido comprobar unas cuantas evidencias: que tenemos un presidente del Gobierno que se resiste a ir al Parlamento a rendir cuentas, y que cuando acude, resulta que escurre el bulto, resulta que no asume responsabilidades políticas, y resulta que se empeña en achacar a los demás los deterioros. Rajoy todavía no se ha enterado (simula no enterarse) de que el deterioro de la imagen de España no se debe a que la oposición le pide que acuda a explicarse.
Otra mucha ciudadanía no le habrá escuchado o no habrá podido realizar mucho seguimiento del debate. Al fin y al cabo, ése era también un propósito de Rajoy: buscó un formato que le resultase cómodo (responder a todos los portavoces a la vez, pudiendo refugiarse en evasivas, absurdos y generalidades) y buscó unas fechas que le propiciasen poco seguimiento (el 1 de agosto, mes vacacional por excelencia).
Juan Luis Pérez Françesc, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Autónoma de Barcelona, cree que el debate no ha servido prácticamente para nada: «cada uno enrocado en sus planteamientos. No se ha añadido nada que no se supiese. Se ha celebrado una ceremonia que no ha aportada nada nuevo. Podría haberse celebrado antes. En todo caso, no deja de ser un hecho de democracia parlamentaria. Lo único es que no se ha avanzado nada. Quizás es que no se puede avanzar más, pero tengo la impresión que de ayer a hoy no hemos aprendido nada. A Rajoy lo he visto serio, muy incólume, venía enrocado con sus posturas. Todo lo llevaba escrito, hasta el discurso de réplica. Parecía un convidado de piedra».
Rubalcaba venía también enrocado. «No ha salido bien parado. Rubalcaba tampoco ha pretendido nada. Sumar más votos para una hipotética moción de censura que sabe que no va a ganar. Estaba excesivamente nerviosos y no ha ejercido ninguna labor de liderazgo desde la oposición contra Rajoy. Diría que Rubalcaba le hubiese ido bien ejercer el papel de líder de la oposición, de aglutinar a los partidos que están en el Gobierno, pero no le he visto con capacidad. Creo que Rajoy ha salido bien parado».
Pérez Françesc a Rubalcaba le daría un 6 y a Rajoy le podría un 7 pero con chuleta, en el sentido que lo llevaba escrito todo. «El problema que tiene como orador es que se apoya demasiado en el texto, por lo que pierde frescura en su manera de hablar. El debate deja el tema estancado. El asunto de Bárcenas continuará su propia inercia judicial, así que seguirá abierto. Dicho esto, Rajoy ha sorprendido. Nadie esperaba que hablara tan pronto de Bárcenas, al que ha citado 14 veces».
Charo Zarzalejos, directora de Vasco Press, opina que Rajoy ha hecho un buen discurso muy bien armado. «Como era previsible, no ha satisfecho a la oposición. Evidentemente quedan incógnitas pendientes, pero soy de las que creo que no todo vale. Y mientras nadie me demuestre lo contrario, creo más al presidente que a Bárcenas, que es un señor que tiene memoria selectiva y que, por ello, hay que tomar con precaución lo que dice. La infamia, la maledicencia -en este caso la del señor Bárcenas-, si se da por buena y suficiente para afirmar que tenemos un presidente corrupto, tal y como se ha afirmado, y por ello pedimos la dimisión del presidente; si aceptamos este código, digo, a ver qué pasa en España…»
Rubalcaba, en opinión de Zarzalejos, se ha agarrado excesivamente, de manera muy desmesurada, a los papeles de Bárcenas y ha renunciado a un discurso político de mayor altura. «Creo además que le falta dar un paso al frente. Si Rajoy se tiene que ir, puesto que el PP se ha financiado ilegalmente y Rajoy ha cobrado ilegalmente, está llegado tarde para presentar una moción de censura. Más coherente me parece que ha sido IU pidiendo elecciones anticipadas. Dicho todo esto, creo que hay que tomar una cierta distancia para ver los efectos o las consecuencias reales del debate en términos políticos. Rosa Díez ha sido más incisiva pero, en mi opinión, ha sobreactuado. Rubalcaba como líder de la oposición, además de denuncia y exigir transparencia, debería de tener un discurso político de mayor altura».