Firmeza dialéctica contra la corrupción. Es una de las señas de identidad del discurso político de Susana Díaz, que el verano pasado irrumpió en la primera línea al ser suceder a José Antonio Griñán al frente de la Junta de Andalucía. Consciente de que los escándalos son el gran lunar en la gestión del PSOE en esa comunidad, se esforzó por marcar distancias y dejar claro que ella no solo no tiene nada que ver con ello sino que hará lo imposible por combatir cualquier caso de malversación o estafa a los ciudadanos. “Seré implacable en la lucha contra la corrupción”, proclamó en agosto de 2013, tras ser elegida por su partido candidata para relevar a Griñán, quien se encuentra preimputado, al igual que su predecesor, Manuel Chaves, en el caso de los falsos ERE.
El compromiso de Díaz, que ahora ve cómo le estalla entre las manos otro escándalo con los cursos de formación -sobre el que aún no se ha pronunciado-, ha sido renovado desde entonces en numerosas ocasiones. Ya en su discurso de investidura, pronunciado el pasado 4 de septiembre, dedicó gran parte de su tiempo a la lucha contra la corrupción, que prometió combatir “en todos los frentes”, “con todas mis fuerzas” y “sin descanso” ya que le hace “sentir vergüenza”.
En este sentido, avanzó que pediría al presidente del Gobierno un pacto para acabar con esa lacra, cosa que hizo en la primera reunión que mantuvo con Mariano Rajoy, un mes después de ser designada. “Yo he hecho bandera de lucha contra la corrupción y voy a combatirla con todas las herramientas que tengamos a nuestro alcance”, insistió entonces.
La presidenta andaluza conminó también a los sindicatos, igual de afectados que su partido por los escándalos en la región, a “tener firmeza, transparencia y depurar responsabilidades” en los casos que les atañan. Esto fue a finales de noviembre, ya convertida también en líder del PSOE-A y en figura emergente del socialismo español. “Exigimos firmeza y transparencia y que se identifique hasta el último euro. En el caso de lo que no se ha destinado para el fin que se dio, tendrá que devolverse y si hay actuación fuera de la ley actuaremos con contundencia”, declaró en Cuatro respecto a la presunta desviación de fondos de los ERE. Lo mismo había dicho días antes en los micrófonos de Onda Cero -”hay que combatir toda la corrupción, se llame como se llame”- y repitió poco después en la revista Tiempo -PSOE y PP tienen «la obligación» de llegar a un acuerdo para luchar contra la corrupción y regenerar la vida política y las instituciones-.
La penúltima de sus sentencias grandilocuentes al respecto la pronunció el mes pasado, cuando aseveró que «los casos de corrupción nos abochornan a todos y especialmente a los que entendemos la política como instrumento para hallar soluciones a los problemas de las personas».