El líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha tomado este lunes la iniciativa política ante el desafío secesionista. A media mañana, Sánchez ha descolgado el teléfono, ha llamado a Moncloa y ha trasladado al presidente, Mariano Rajoy, que el PSOE estará en la defensa de la legalidad y de la Constitución en Cataluña y contra el referéndum ilegal.
Los dirigentes de los dos grandes partidos nacionales no habían hablado aún desde que hace ocho días Sánchez fuera elegido de nuevo secretario general del PSOE por la militancia. Rajoy explicó en su día que no había querido molestarle. Los socialistas se quejaron de la falta de respeto del líder del PP hacia el del PSOE, pues era el único dirigente político que no le había felicitado por su triunfo.
Así que ha sido el socialista quien este lunes ha decidido romper el hielo. Y lo ha hecho para posicionarse ante un tema sobre el que existen dudas después de que Sánchez haya proclamado que «Cataluña es una nación y España, una nación de naciones» en plena ofensiva secesionista.
Rajoy y Sánchez han mantenido una conversación «fluida y normal», tal y como han calificado ambas partes. El secretario general socialista ha explicado a Rajoy que su partido estará en la defensa de la legalidad y de la Constitución y «contra cualquier intento de romperla». Según fuentes socialistas, su líder ha dejado clara su oposición al referéndum ilegal que pretende realizar el Gobierno de la Generalitat sobre la independencia de Cataluña.
La llamada se ha producido minutos después de que el portavoz provisional del Grupo Socialista en el Congreso, José Luis Ábalos, reclamara a Rajoy que «siente» a todos los partidos constitucionalistas para «demostrar que hay un bloque constitucionalista» y una «amplia» mayoría parlamentaria contraria a la celebración del referéndum de independencia en Cataluña.
El hecho de que Sánchez haya tomado la iniciativa en un asunto tan sensible ha sido interpretado como un gesto que contribuye a moldear al nuevo Pedro Sánchez, que pretendería alejarse de la imagen que de él moldearon sus críticos por su benevolencia al pacto con los independentistas si fuera necesario. El Gobierno Frankestein, se llamó entonces. Con su inesperada llamada al presidente, Sánchez cambia el paso e intenta recomponer su perfil de hombre de Estado.
El secretario general del PSOE y el jefe del Ejecutivo han quedado en seguir hablando en próximas fechas sobre esta cuestión. Será entonces, y a medida que se aproxime el órdago secesionista, cuando se pueda evaluar si Sánchez está inmerso en un cambio estratégico o lo de este lunes ha sido un golpe de efecto. Sin más.