Ganó Trump y Albert Rivera no esperó a meter el dedo en la llaga de Podemos: “Pierde la libertad y gana el proteccionismo. El populismo, sea de extrema izquierda o de extrema derecha, se toca, porque, al final defiende lo mismo».
Después fue Susana Díaz quien, tirando del último mitin de Trump, con el magnate clamaba contra la casta de Washington, recordaba que toda esa música ya la había popularizado Podemos en España.
Pablo Iglesias y los líderes de Podemos llevan desde el martes combatiendo la idea de que su formación tenga algo que ver con el populismo del nuevo presidente norteamericano. «Habría que ser muy falaz y muy malintencionado para vincularnos con lo que representa Trump», que es, en opinión de Iglesias, la continuidad de «lo peor» de las políticas aplicadas en EEUU y la UE.
En el debate ha intervenido hoy Eduardo Garzón, un joven economista de éxito en determinados círculos. Tanto que trabaja como asesor en temas de economía y hacienda en el gobierno municipal de Manuela Carmena. Es hermano de Alberto Garzón, líder de IU y socio de Podemos.
Edu, como le llaman los amigos, no ha tenido reparo en reconocer la «paradoja» de que Trump y los movimientos de izquierda comparten ideas acerca de políticas económicas. Garzón advertido de que la campaña de «desprestigio» contra Trump, por sus ideas machistas y xenófobas, ha hecho que «algunas cosas que no están tan mal» de sus propuestas económicas hayan quedado difuminadas.
Y ha citado como ejemplo la defensa de los trabajadores ante la deslocalización de las empresas, su rechazo a los tratados de libre comercio y su discurso antiglobalización y antiélites.
Trump rechaza el Tratado de Libre Comercio con la UE tanto como los dirigentes de Podemos, que se manifestaron contra él en la calle y votaron en contra en la Eurocámara.
Iglesias ha llegado a proponer una directiva europea para impedir que las empresas puedan trasladarse a otros lugares donde los costes sean menores. Lo mismo que les ha prometido Trump a sus votantes castigados por la desindustrialización. El plan económico de Trump para los primeros 100 días de gobierno se compromete a sancionar fiscalmente a las empresas que decidan deslocalizar su producción a otros países mediante la aplicación de aranceles a sus productos.
Para el joven Garzón, «el equipo económico de Trump tiene muy clara la Teoría Monetaria Moderna», un marco analítico impulsado por la nueva izquierda que postula la puesta de “la economía al servicio de las necesidades de la mayoría social”.
¿Qué defiende tal teoría? Que los estados puedan crear su propio dinero y realizar gasto público sin necesidad de que haya los ingresos correspondientes, ya que el dinero no deja de ser «una simple anotación contable».
«Las finanzas de las administraciones –dice Garzón- no son iguales que las de las familias. Da igual tener deuda o déficit, lo importante es para qué se utiliza el dinero público».