Podemos afronta una crisis sin precedentes después de que el 26-J arrojara sobre la formación morada unos resultados muy inferiores a los que pronosticaron la mayoría de las encuestas. Su secretario general, Pablo Iglesias, ha citado mañana en Madrid a sus secretarios autonómicos para analizar las razones de que el escrutinio no se correspondiera con las expectativas y valorar la situación actual de la coalición. La reunión se produce una semana antes del Consejo Estatal Ciudadano de Podemos, que se celebrará el 9 de julio. Y lo hace en un ambiente de división y amenazas soterradas, como la lanzada por Echenique a los dirigentes del partido: si “la vía del amor” se demuestra inútil, se procederá a “extirpar las malas hierbas”.
¿Qué sucedió para que Podemos no alcanzara los resultados que se le auguraban? El partido ha abierto una consulta entre la militancia. Sus dirigentes quieren saber. Y preguntan por Venezuela, por la alianza con Izquierda Unida, la estrategia del miedo protagonizada por el PP, las consecuencias del Brexit… Ni una sola pregunta sobre el liderazgo de Pablo Iglesias o su forma de ejercerlo.
Sin embargo, el líder de la formación se adelantó ayer a la valoración que puedan hacer las bases y fijó su criterio: nos tienen simpatía, pero no se atreven a otorgarnos el poder. El análisis lo expuso anoche en “Fort Apache”, su programa de televisión. Iglesias repasó las hipótesis que se están apuntando como responsables del resultado (campaña de «bajo perfil» o el acuerdo electoral con IU), pero no comparte ninguna de estas teorías. ¿La razón?: «Contribuye a alentar el enfrentamiento interno», afirma Iglesias. Lo que puede interpretarse como un mensaje implícito a Íñigo Errejón, el único dirigente de relieve que se ha atrevido a cuestionar en público la tesis del líder de Podemos.
En opinión de Iglesias, la verdadera causa del resultado es otra y debe buscarse en aquellos votantes que vieron con «simpatía» la irrupción de Podemos y que pusiera «en peligro» a los dos partidos tradicionales, pero que sin embargo no les apoyaría si les veía como ganadores. «Esos votantes son la clave para entender qué pasó -afirma Iglesias-. Es un votante que nos tiene simpatía, agradece el meneo dado a la política, le responde a un encuestador que nos va a votar pero, ante la evidencia de que podíamos gobernar, decide no votarnos».
De ahí que, si hay que reconocer un daño que haya causado a Podemos la unión con IU, sea el hecho de situarles como una fuerza «hegemónica» con posibilidad de gobernar, no en que IU «provoque más miedo» que Podemos. «La clave, a mi entender, fue el miedo a lo nuevo», asegura Iglesias, para después apostillar que el resultado del Brexit, si en algo influyó, fue «en la dirección de confirmar esos temores al cambio».
En público, solo Íñigo Errejón, secretario Político de Podemos, se ha atrevido a contradecir a Pablo Iglesias en su análisis sobre la influencia en los resultados que ha tenido la alianza con IU. «Es suficientemente constatable, con las cifras en la mano, que 2+2 han sumado menos”. Los errejonistas entienden que “sobre el eje izquierda-derecha es más difícil construir una mayoría nueva”.
La alianza con los comunistas le reportó a Podemos un millón de votos menos de los que ambas formaciones sumaron por separado en diciembre. La secretaria de Análisis de Podemos, Carolina Bescansa, cree que ese millón de votos «no se ha ido a otros partidos, se han quedado en casa», y que habrá que analizar por qué no han sido capaces de movilizarlos. Bescansa apunta a la campaña del miedo, «construida sobre mentiras dirigidas desde las cloacas del Estado para fabricar informes falsas», pero duda de que esa haya sido la causa de que un 16 por ciento de sus votantes optasen por la abstención.
La división en Podemos se extiende también al socio comunista. El excoordinador federal de IU, Gaspar Llamazares, reconoce que la coalición con Podemos tiene unas consecuencias «que no cabe replantearse» e IU deberá formar parte del grupo parlamentario de Podemos en el Congreso durante la próxima legislatura, ya que la alternativa sería pasar al Grupo Mixto y eso «sería peor». Sin embargo, sí que ha pedido que, dentro de él, IU negocie una identidad propia y un portavoz, unos «aspectos mínimos» para dar respuesta a una parte de la organización que «no se siente representada» por Podemos y necesita sus propios «representantes políticos».