Pia Bosch, portavoz socialista en el Ayuntamiento de Girona y uno de los diez cargos de la ejecutiva provincial que dimitió este martes, asegura que la pelota para cerrar la herida en el PSC está en el tejado de Pere Navarro. “Con las dimisiones hemos hecho un gesto para lograr una reacción que frene la deriva del partido”, explica Bosch, quien esta mañana no había hablado con el líder del partido. “Espero hacerlo con calma”.
Los diez críticos que han dejado la dirección en Girona no se plantean abandonar el partido ahora. Pero en el futuro se barajan opciones. “Hay quienes en este sector hablan de marcharse y otros que creen que no habrá más remedio que formar otro movimiento político. Todos los que hemos dejado la ejecutiva de Girona seguimos en el PSC y no nos planteamos ir más allá. Pero sabemos que en el horizonte, si no cambia la situación, están las posibilidades que antes he mencionado”.
La dirigente socialista defiende la posición del ala crítica por defender un compromiso electoral, de respaldo a la consulta. “Esto no es la voluntad de unos pocos, sino la fidelidad a unos principios del partido”. Bosch critica a la dirección por “haberse alejado de los postulados y los principios fundacionales del partido”, de ser un partido integrador. “La dirección se ha alejado de una parte del electorado y ha abandonado la pluralidad”, sostiene.
«La consulta es irrenunciable»
Remarca que el valor del PSC en su historia es haber integrado diversas sensibilidades: “En el partido ha habido gente unionista e independentista. Tras el Estatut, hay un sentimiento de ruptura del pacto institucional y se reivindica la renovación de ese pacto. Por eso, la consulta es irrenunciable y es la vía avalada por constitucionalistas para rehacer los puentes entre Catalunya y España”.
Bosch atribuye el castigo electoral a que el PSC se ha olvidado del electorado que demanda el derecho a decidir y ahora no se reconoce en el PSC. “Nuestros electores quieren votar y que se resuelva la crisis territorial con la consulta”, concluye.