Político y escritor español. Joaquín Leguina Herrán nació el 5 de mayo de 1941 en Villaescusa (Cantabria). Socialista «de los de toda la vida» fue el primer presidente de la Comunidad de Madrid (1983–1995) «en el cuaternario inferior», como lo define en su cuenta de Twitter. Es doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid. Doctor en Demografía por la Sorbona de París y estadístico Facultativo del Estado.
Fue funcionario experto de Naciones Unidas en Santiago de Chile hasta el golpe de Estado contra Salvador Allende. pero su carrera política estaría en Madrid donde desempeñó varios y pesados cargos desde, Secretario General de la Federación Socialista Madrileña (1979-1990); concejal del Ayuntamiento de Madrid (1979-1983); concejal Delegado de Hacienda; diputado de la Asamblea de Madrid; primer Presidente de la Comunidad de Madrid (1983-1995) y diputado del Congreso por Madrid (1982-1983).
Intensa carrera política
En su página web destaca que la actividad política de Joaquín Leguina comenzó ya en la universidad, en grupos antifranquistas. Posteriormente militó en el FLP, en Convergencia Socialista de Madrid (donde coincidió con personajes como Juan Barranco, Enrique Barón o José Barrionuevo) y, tras la confluencia de ésta con la Agrupación Socialista Madrileña, en el PSOE (1977).
En 1979 fue elegido concejal del ayuntamiento de Madrid, encargándose de la concejalía de Hacienda en la corporación presidida por Enrique Tierno Galván. En diciembre de ese mismo año, Leguina fue elegido secretario general de la Federación Socialista Madrileña. En el congreso, los antiguos “convergentes”, con el apoyo del aparato central del PSOE, en manos de Felipe González, se hicieron con el poder, desbancando a la facción encabezada por Alonso Puerta (que posteriormente abandonaría el PSOE para ingresar en el Partido de Acción Socialista, uno de los fundadores de Izquierda Unida).
En las elecciones generales de octubre de 1982, fue elegido diputado por la circunscripción de Madrid, aunque abandonó el escaño al año siguiente cuando, como cabeza de lista del PSOE en la Comunidad de Madrid, fue elegido presidente. Fue el primer presidente de la institución, cargo que ocupó entre 1983 y 1995. En junio de 1989 logró superar una moción de censura gracias al voto de un diputado tránsfuga, Nicolás Piñeiro Cuesta, que había sido elegido diputado en las listas de Alianza Popular pero votó a favor del presidente socialista.
Durante los años noventa, la Federación Socialista Madrileña atravesó una etapa turbulenta. Leguina, líder de los denominados “renovadores” (opuestos a los “guerristas”), ocupó la secretaría general hasta 1991. En ese año, dio el relevo a Teófilo Serrano al que sustituyó en 1994 el también renovador y hombre de confianza de Leguina, Jaime Lissavetzky (que se mantendría al frente de la FSM hasta 2001).
En 1996, Leguina fue elegido diputado, siendo reelegido en la siguiente legislatura (2000-2004), en la que fue nombrado presidente de la Comisión de Defensa del Congreso. Apoyó a Joaquín Almunia en las primarias socialistas para elegir candidato a la presidencia del gobierno en 1998 (que fueron ganadas por Josep Borrell), y ese mismo año se postuló como candidato del PSOE a la alcaldía de Madrid, siendo derrotado en las primarias por Fernando Morán. Tras la dimisión de Joaquín Almunia como secretario general del PSOE, Leguina apoyó a José Bono en el XXXV Congreso del PSOE, el cual fue derrotado por el después presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
Durante la VIII Legislatura (2004-2008) fue diputado y presidente de la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados. En 2006 anunció su retirada al finalizar la legislatura, no presentándose a la siguiente convocatoria electoral. En la actualidad es militante de la Agrupación Socialista de Distrito Centro.
Uno de los socialistas más críticos con su partido
Leguina ha sido y sigue siendo una de las voces más críticas en su partido. “Cuando veo algo mal, no me callo nada”, nos advierte en una entrevista a Teinteresa.es
Calificó a Felipe González de «más táctico que estratega», pero lo que considera el gran fallo del PSOE es el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
De hecho, el penúltimo libro que escribió lo dedicó al completo a Zapatero, bajo el título: «Zapatero, el gran organizador de derrotas. Historia de un despropósito». En su día seguró que «tendría que haber ganado Bono. No sé si hubiera sido un buen presidente del Gobierno, pero nos hubiéramos evitado muchos problemas».
Uno de los problemas a los que se refería en esa entrevista pudo ser el desafío soberanista. »De aquellos polvos, vienen esos lodos» y ahora con su nuevo libro: »Los diez mitos del desafío soberanista» cuenta que Zapatero tuvo con Pasqual Maragall el papel protagonista.
«El impacto que tiene en Catalunya en el nuevo Estatuto, que solo lo quería Maragall y Zapatero, otro de los genios que pasaran a la historia por su necedad política con gran calificación. Lo que hicieron fue crear una frutración de tal tamaño que hacen explotar el mecanismo y se inventan un estatuto inconstitucional, en su gran mayoría, y no quisieron hablar con el PP, lo que le llevó al Tribunal Constitucional», señala a nuestro medio.
«Zapatero no hizo dos cosas que cualquier político con dos dedos de frente tendría que haber hecho, la primera sería señalar cuánta gente tiene que participar en una ley de referéndum para que sea válido, y la segunda restituir el recurso previo de inconstitucionalidad para que no se hubiera podido dar un paso más hasta que el TC diera su sentencia. Prefirieron tirar con el carro detrás de los bueyes y así nos fue. Son los grandes responsables de este lío porque si no hubieran hecho eso no les hubieran dado los argumentos (a los catalanes)», sentenció Leguina.