Las constatables diferencias que han puesto en escena Artur Mas y Oriol Junqueras a través de la presentación de sus respectivas hojas de ruta hacen presagiar un agrio e intenso proceso de negociación para encauzar el proceso soberanista paralizado tras el 9-N.
Esa distancia abismal, únicamente mitigada por el objetivo común de una Cataluña independiente, ha acabado reduciéndose a una lucha por ver quién es el líder de la independencia, a pesar de que los discursos de ambos intentan remarcar que no se pueden anteponer los intereses partidistas a los intereses soberanistas. El principal punto de discordia entre ambos planes es el tipo de lista que regiría unas plesbicitarias. Una lista unitaria de las fuerzas soberaniastas, que defiende Mas, o listas diversas con un “paraguas” común, que propone Junqueras.
Mas afirmó en su acto del pasado 25 de noviembre que podría “encabezar o cerrar” una lista unitaria. Su partido sigue defendiendo que le costaría entender que una lista de estas características no estuviese encabezada por Mas. Y mientras, Junqueras rechaza acudir a unas elecciones en una lista conjunta con CiU, puesto que eso significaría perder identidad e ir de la mano con un partido lastrado por la sombra de la corrupción y cuyo fundador, Jordi Pujol, está siendo investigado por una fortuna oculta en Suiza.
Con la lista única Mas se eregiría en adalid de la independencia y se aseguraría liderar un gobierno de transición, que de otra manera, teniendo en cuenta las encuestas, no podría alcanzar. El último barómetro del Centro de Estudios de Opinión (CEO, el CIS catalán) confirmó el afianzamiento de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) como primera fuerza política de la comunidad, por delante de Convergència i Unió (CiU). En unas hipotéticas elecciones autonómicas celebradas mañana mismo, la intención de voto de Esquerra es de un 21,4% frente al 13,8% de CiU.
Asimismo, otra de las novedades que presentó este último barómetro electoral fue la irrupción de Podemos como tercera fuerza política en intención de voto, con un 6,2%.
Los analistas coinciden en señalar, y eso lo sabe Junqueras, que esa emergencia de Podemos en el escenario político catalán estaría motivada por una fuga de votos procedentes de ERC, como castigo ante una posible aceptación de los republicanos a concurrir en unas eventuales plesbicitarias en una lista conjunta con CiU.
El líder republicano durante la presentación de su hoja de ruta no sólo se encargó de dinamitar uno por uno todos los puntos del proyecto soberanista pensado por Mas, sino que también marcó distancias con el presidente de la Generalitat al reclamar mano dura contra la corrupción. “Cuando se evade dinero o se deja de pagar, estamos escamoteando el dinero de los colegios de nuestros hijos, el dinero de los hospitales, el dinero de nuestros dependientes, el dinero de nuestros parados de larga duración e incluso el dinero que debería ser de las rebajas fiscales para nuestros empresarios. Por tanto, la lucha contra la corrupción ha de ser uno de los nervios de nuestro proceso y hemos de hacer que los corruptos respondan con sus patrimonios personales [de sus fechorías]”, dijo Junqueras ante la presenta de Artur Mas, que ha sido poco contundente a la hora de condenar los hechos de su “padre” político.
ICV y CUP, en contra de la lista única
La lista única encabezada por Mas también es rechazada por partidos como ICV-EUiA y CUP. El coordinador de ICV Joan Herrera criticó que Mas y Junqueras «se disputen» el liderazgo de la independencia y el «quién va más rápido» y, en este sentido, ha alertado sobre las prisas de ambos dirigentes en el proceso soberanista cuando se trata, ha dicho, de una «carrera de fondo, en la que participe mucha gente, para poder llegar lejos» con la celebración de una consulta vinculante. Herrera rechazó por completo la posibilidad de que ICV forme parte de un Ejecutivo de concentración junto a una CiU «antisocial» que representa a la «troika» en Catalunya.
El diputado de la CUP Quim Arrafut también se ha mostrado reacio a la lista unitaria que propone Mas y se muestra más partidario de las listas separadas defendidas por ERC, ya que «es comprensible» que haya independentistas que no quieren votar los que han aplicado «políticas neoliberales«, en una clara alusión a Mas.
Junqueras, el primero en dar su brazo a torcer
Después de que el pasado martes Junqueras dinamitara punto por punto la hoja de ruta de Artur Mas, el coordinador general de CDC, Josep Rull, ha constatado que su partido tiene “posiciones muy alejadas” con ERC.
En una primera valoración tras la presentación de la hoja de ruta de Junqueras, Rull aseguró a través de Twitter que los convergentes se “arremangarán” para llegar a un acuerdo con los republicanos de cara a unas próximas elecciones plesbicitarias.
Teniendo en cuenta las acentuadas discrepancias entre las dos formaciones, el diálogo sería la única fórmula que llevaría a puntos de encuentros. Por ello, el líder de los republicanos, con menos margen de maniobra que el presidente de la Generalitat, envió ayer a Mas vía SMS una petición para reunirse y así alcanzar un acuerdo que permita una candidatura de unidad en unas eventuales elecciones anticipadas al Parlament.
Según han explicado el Govern, Mas pretende que los contactos de esta nueva ronda sean discretos. Su objetivo es proponer una dinámica de trabajo para intentar acercar posiciones con los partidos, pero también más allá de estos.
Según apuntó el diario El Periódico hace un mes, llegado el caso, y si sirviera para calmar a los convergentes, Esquerra no descartaría votar a Mas como president aun en el caso de que, en la lista paraguas que ellos proponen, la parte republicana obtuviera más votos que la de la federación.
ERC tiene un as en la manga
Ante el estancamiento en el que se encuentra la situación política catalana, las posibilidades más factibles a día de hoy sería que los republicanos cedieran a la propuesta de Mas de lista unitaria o que ERC haga uso de su as en la manga que forzaría las elecciones: rechazar los presupuestos de la Generalitat que comenzarán a tramitarse en el Parlament el próximo 16 de diciembre.
Si ERC no apoya las cuentas del Govern o Mas no encuentra apoyos entre los socialistas catalanes, todo hace presagiar que el único camino sería la convocatoria de unas elecciones legislativas sin condiciones. Ante este escenario es de esperar que Mas agote todas las vías de diálogo para no perder su oportunidad de ver una Cataluña independiente liderada por él.