Carme Chacón se va durante un año como docente en la Residencia del Miami Dade College en un momento en el que, en su partido de Cataluña, nadie sabe a ciencia cierta si se quieren quedar en España o sumarse a la aventura secesionista del aventurero con pinta de tendero de finos paños, Artur Más. Pero también se va en un momento en el que casi nadie sabe cuánto tiempo va a durar Rubalcaba resistiendo las zancadillas de los suyos y su indefinición en los grandes temas en los que debería posicionarse. Es decir, se va en un momento en el que ella podría ser una clara alternativa a cualquiera de los dos frágiles liderazgos de su partido.
El abandono temporal de su escaño no significa que renuncia a ninguna de sus aspiraciones en la lucha por la Secretaria general de su partido frente a Rubalcaba. Solo pone tierra de por medio y espera a que escampe.
Esta mujer, licenciada en Derecho y con los cursos de doctorado realizados, tiene al menos algún oficio del que vivir fuera de la política. Pasó meteóricamente de concejal del Ayuntamiento de Esplugues del Llobregat a ministra del Gobierno de España. Le ha venido bien estar en la oposición para descubrir dos cosas: que en política los peores enemigos son los compañeros de partido y que cuando los demás se equivocan mucho los errores propios pasan más desapercibidos.
No soy de los que se ha significado por elogiar en otras ocasiones los méritos de la catalana. Más bien al contrario porque en mi libro El PSOE en llamas hablo de ella como de un producto de márketing elaborado y potenciado, entre otros, por su marido Miguel Barroso; pero en los últimos meses he tenido la oportunidad de comer un par de veces con ella y he de decir que lo que ahora dice «suena mucho mejor» de lo que proclamaba cuando era la política preferida de Zapatero.
Se manifiesta española y catalana pero anti soberanista, cree que los socialistas no pueden ser nacionalistas, entiende que Rubalcaba no está haciendo el discurso nacional que necesita su propio partido y también nuestro país, apuesta por un consenso con el PP en los grandes temas de Estado y tiene muchas ganas de hacer algo para que todo eso sea posible.
Rubalcaba se ha encargado de que esté inactiva y casi bloqueada políticamente porque en este tiempo no solo no ha contado con ella para nada sino que también la ha ninguneado. Ella se va a Miami un poco aburrida, pero con la intención de volver a dar la batalla.