El expresidente del Gobierno y presidente de la Fundación FAES, José María Aznar, se ha mostrado convencido de que con el último cambio de Gobierno España ha recuperado la «ambición» y que volverá a ser el «modelo a imitar» por otros países.
«Tengo confianza en que, de nuevo, serán otros los que tomarán a nuestro país como referencia de comparación. En que verán en España el modelo a imitar, el camino a seguir para alcanzar la excelencia. Esa es mi confianza. Y esa sigue siendo mi ambición para España«, ha asegurado Aznar en la clausura del IV Congreso Internacional de Excelencia celebrado hoy en Madrid.
En una crítica velada al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, Aznar ha defendido que es necesario que España se vuelva a comparar con las democracias más avanzadas del mundo. De esta forma, ha recordado que durante su etapa al frente del Ejecutivo se esforzó por que España fuera «una de las mejores democracias del mundo» a través de «una de las economías más competitivas, uno de los Gobiernos más rigurosos y una de las sociedades más activas y pujantes».
Aznar ha defendido la necesidad de recuperar la ambición y potenciar el talento para competir globalmente. «Esa ambición», ha apuntado, «fue la que hizo posible que España fuera un Estado fundador del euro, que nuestras capacidades de crear empleo fueran espectaculares, que la valoración de nuestra deuda fuera mejor que la alemana y que nuestro nivel de renta se acercara a la media europea tanto como se acercó. Y fue también la causa de que se nos respetara en el mundo».
Excelencia no es sinónimo de élite
El expresidente ha señalado que el concepto de excelencia «no puede entenderse como sinónimo de élite, de exclusividad o de grupo cerrado». «Al contrario, tiene que entenderse como modelo social a imitar por todos y para ello es necesario mantener una exigencia y una ambición capaces de movilizar todo el talento y todos los recursos que ya existan en la sociedad, además de crear talentos y recursos nuevos», ha añadido.
Según Aznar, la clave de que la búsqueda de la excelencia produzca beneficios sociales reales depende de la transparencia, de la honestidad, de la autoexigencia y de la ambición con la que seamos capaces de establecer los términos de esa comparación.
Contrasta con el pesimismo de Rajoy
Muy alejado de este mensaje optimista de José María Aznar, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dibujó por la mañana en el Congreso un panorama del empleo más que sombrío al asegurar que el paro empeorará en 2012, ante una situación que «no puede ser más grave», porque ya de por sí es «crítica». En la sesión plenaria dedicada a la última cumbre europea, Rajoy defendió su duro decreto de ajuste del 30 de diciembre con el argumento de que «no había otra opción», y la subida del IRPF, que ha considerado «justa y equitativa».
En el debate, Rajoy repitió que el objetivo de déficit «es el instrumento», pero no su obsesión, ya que su «prioridad» es recuperar el empleo. Para alcanzar este objetivo, el presidente habló de disciplina fiscal, es decir, de cumplir con el déficit cero para 2020, pero empezó a mencionar a políticas genéricas para el crecimiento económico y empleo para jóvenes. Sobre ese compromiso «escrupuloso» de déficit recogido en la Ley de Estabilidad Presupuestaria, dijo que cumple con la reforma constitucional que pactaron con el PSOE. Los socialistas no lo piensan así, y han anunciado este miércoles que se opondrán a la ley si no se corrige.
Como ven, dos miradas muy diferentes y dos discursos casi antagónicos incluso en las palabras escogidas para ilustrarlo: uno ambicioso y optimista, el otro, más bien sombrío.