La organización Human Rights Watch (HRW) ha denunciado que la Policía de la región autónoma del Kurdistán iraquí, conocida como «Asayish», podría haber perpetrado ejecuciones en masa de supuestos miembros del grupo terrorista Estado Islámico (EI) que constituirían «crímenes de guerra».
«Nuevas evidencias sugieren que entre el 28 de agosto y el 3 de septiembre de 2017, fuerzas de seguridad »Asayish» de la sección del Oeste del Tigris del Gobierno regional del Kurdistán realizaron ejecuciones masivas de supuestos combatientes del EI que estaban bajo su custodia», aseguró la ONG en un comunicado.
HRW subrayó que este tipo de acciones constituyen un «crimen de guerra» y pidió a las autoridades regionales que investiguen «todos los supuestos crímenes, incluidos los asesinatos ilegales, cometidos por cualquier parte del conflicto».
Según el relato de HRW, los hombres (iraquíes y extranjeros) se encontraban detenidos por las fuerzas militares del Gobierno regional kurdo, los llamados «peshmergas», en un colegio situado en la localidad de Sahil al Maliha, a unos 70 kilómetros al noroeste de Mosul.
La Policía kurda «Asayish» los trasladó, entonces, a una prisión en Shilgia, una localidad situada a 45 kilómetros de Sahil al Maliha, y posteriormente a dos lugares cercanos donde fueron ejecutados.
«Las autoridades iraquíes y regionales deben investigar de manera urgente y transparente las alegaciones sobre las ejecuciones en masa y presentar a los responsables» ante la justicia, aseguró la subdirectora para Oriente Medio de HRW, Lama Fakih.
Asimismo, Fakih insistió en que «las evidencias sugieren que las fuerzas de seguridad Asayish realizaron ejecuciones en masas de supuestos miembros del EI capturados noche tras noche durante una semana, matando quizá a numerosos o incluso cientos de detenidos varones».
HRW asegura que el coordinador para la defensa internacional del Gobierno kurdo, Dindar Zebari, negó la existencia de las ejecuciones y alegó que los cadáveres se corresponden a hombres muertos en combates.
Sin embargo, HRW insiste en que esta alegación se contradice con el hecho de que personas halladas en las fosas comunes tienen disparos en la cabeza y a la aparición de fotografías en donde se ve cadáveres maniatados.