Dinamarca cuenta, junto a Finlandia y Austria, con una de las tasas de emancipación más altas de Europa. Según el informe ‘Situación Social de los Jóvenes Europeos’, elaborado por la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo (Eurofound), más de cuatro de cada cinco daneses entre 18 y 29 años vive de forma independiente en un país con una tasa de desempleo juvenil que se ha mantenido relativamente estable, en torno al 14%, durante los últimos años.
“La razón por la que los daneses pueden emanciparse antes es muy sencilla: reciben una beca del Estado cuando se van de casa”, explica la agregada cultural de la Embajada de Dinamarca en España, Sarah Bogantes. Para ello, cuando los daneses terminan sus estudios primarios y deciden acceder a estudios superiores, el Estado ofrece una beca que facilita la emancipación.
Los estudiantes reciben esta subvención durante un período sin un límite determinado. Depende de la duración de los estudios que cursen y, además, se puede combinar con las ayudas al alquiler. “Pero esto no cubre todos los gastos, así que suelen trabajar dos o tres días a la semana”, explica Bogantes.
El sistema danés está preparado para facilitar el acceso laboral desde una etapa temprana. Para ello tienen un tipo de empleo, similar al ‘minijob’ alemán, conocido como ‘studentjob’. Este tipo de trabajo incluye actividades que suponen una dedicación inferior a 20 horas semanales. Pueden estar destinados, por un lado, a menores de 18 años —sobre todo como reponedores en supermercados o repartidores de prensa—, y por otro lado a mayores de 18 para compaginar con los estudios universitarios.
Existen diferentes plataformas a través de las cuales se puede acceder a estos trabajos que son, por norma general, o parciales o de fin de semana. Existe también un sistema de prácticas laborales, similar al español, aunque la diferencia radica en que en Dinamarca las prácticas forman parte del período universitario y están contempladas dentro de la formación, no están remuneradas pero no se pueden solicitar una vez finalizados los estudios. «Cuando terminas de estudiar, ya tienes que seguir con un contrato profesional, sirven sólo para tener experiencia», explica Bogantes.
Educar para sobrevivir
Sin embargo, la emancipación en un país como Dinamarca no depende sólo de un mercado laboral activo y de ciertas facilidades para los estudiantes, sino también de la filosofía a la que recurren en la educación de los más pequeños.
“Dinamarca educa, tanto en la escuela como en la propia casa, en vistas a su independencia, para que los jóvenes puedan valerse por sí mismos”, asegura Bogantes. “Hay que hacerles ver que las cosas hay que trabajárselas. Es necesario crear una conciencia de que hay que contribuir para poder alcanzar la madurez”, añade Bogantes.
Aunque existen daneses que con cerca de 25 años siguen viviendo en casa de sus padres, las cifras están por debajo de la media europea. “Son casos puntuales, de tipo temporal. Se trata sobre todo de jóvenes que están buscando trabajo”, explica la agregada cultural de la Embajada danesa, que se ha mostrado muy optimista con la situación del país nórdico. “Yo no conozco a ninguno”, añade.
Aunque los datos de países como Dinamarca o Finlandia siguen siendo muy positivos, sobre todo comparándolos con el resto de países de Europa, sus gobiernos han perdido la capacidad de facilitar el acceso a los colectivos más jóvenes en la vida laboral. En este sentido, los jóvenes daneses que no podían emanciparse en 2007 no alcanzaban el 20%, una tasa que sí superan, aunque por poco, en 2011. En Finlandia, donde se ha registrado la menor caída, sólo el 15% de los menores de 30 no puede independizarse de sus hogares.
Diferentes maneras de irse de casa
Sandra Gaviria, doctora en Sociología, menciona en uno de sus estudios acerca de la emancipación en Europa varios modelos de independización. Entre ellos, distingue un modelo característico de Reino Unido en el que la intención es la de romper con la familia y comenzar una vida independiente, sin las obligaciones que supone la vida familiar. Según explica la doctora, en este modelo el joven quiere salir del núcleo familiar «pronto y rápido» para poder comenzar a reembolsar los altos préstamos, necesarios para financiar los estudios en las universidades británicas.
Al contrario, en Dinamarca la tendencia, aunque concuerda con el modelo británico en la edad de emancipación, tiene una finalidad diferente, que es la de continuar con una relación familiar pero de forma autónoma. No obstante, es un modelo que es posible únicamente gracias a las subvenciones estatales, a la flexibilidad del mercado laboral y a las tasas de paro.