Ya se han cumplido 22 días desde la desaparición del avión de Malaysia Airlines y el tiempo para encontrar los restos del supuesto siniestro se agota. Las corrientes marinas y el mal tiempo están complicando las tareas de búsqueda y las cajas negras tienen una vida limitada. La batería que llevan insertada puede durar alrededor de 30 días. Cuando se apagan, se deja de emitir las señales de ubicación, por ello es mucho más difícil encontrarlas.
El último dispositivo en incorporarse a la búsqueda ha sido un submarino no tripulado estadounidense. El dron Bluefin 21, con forma de torpedo y 5 metros de eslora, rastreará el fondo marino de una superficie de 319.000 kilómetros cuadrados. Este submarino ya participó en la búsqueda del hundimiento de otro avión en el Océnao Atlántico, el del vuelo 447 de Air France en 2009.
¿Cómo es el submarino?
El aparato es capaz de trabajar durante 25 horas seguidas siguiendo un método conocido como ‘corte de césped‘. Se trata de rastrear una y otra vez el fondo marino. El submarino puede sumergirse a profundidades de hasta 4.500 metros y portar instrumentos que permitan detectar posibles restos del avión e identificar las señales que emiten las cajas negras antes de que se queden sin batería.
El fondo del lecho marino de la zona del Índico en la que se está buscando tiene una profundidad que oscila entre los 1.000 y los 7.000 kilómetros.
De momento no se han solicitado los servicios que puede prestar el Bluefin 21. Para que el robot pueda realizar un rastreo efectivo, primero se tiene que reducir drásticamente la zona a inspeccionar, según afirmó el portavoz del Pentágono, John Kirby. Sin embargo las numerosas pistas falsas y los restos divisados no hacen más que ampliar las posibilidades geográficas.
Decenas de aviones y barcos además de la tecnología satélites de 26 países se encuentran rastreando una inmensa zona del Océano Índico, a una distancia de alrededor de 2.000 kilómetros de la costa australiana. Ninguno de estos métodos de búsqueda está dando resultado. Por ello es paradójico pensar que un robot pueda dar con las cajas negras o con restos fiables.
Pero este tipo de tecnología suele funcionar, como ocurrió hace ahora cinco años cuando el vuelo 477 de Air France que cubría el trayecto desde París a Río de Janeiro se hundió en el Océano Atlántico. Gracias a un submarino similar al que ya se encuentra en Perth, fue posible encontrar las cajas negras de la aeronave francesa y rescatar la mayoría de los cadáveres. En ese caso, la búsqueda se cerró dos años después del siniestro.