Es real, aunque parezca una locura. La pena de muerte no distingue de edad en cinco países del mundo. En ellos, los niños son ejecutados. Irán, Arabia Saudita, Sudán, Pakistán y Yemen, son responsables de la mayoría de las ejecuciones de menores.
En Irán la mayoría de edad para ser ejecutado es de nueve años para niñas y 15 en el caso de los varones, según recoge un informe de la ONG Human Rights Watch.
En Arabia Saudí, los jueces gozan de discrecionalidad para imponer la pena de muerte a niños y niñas desde la pubertad o los 15 años, lo que ocurra primero.
En Sudán, la Constitución de 2005 permite la aplicación de la pena de muerte a menores delincuentes para ciertos crímenes, incluyendo el asesinato y el robo a mano armada que acabe en homicidio o violación sexual.
En Yemén y Pakistán, el problema reside en la dificultad para saber la edad del delicuente. En torno al 20 por ciento de los nacimientos no se certifican cuando nace el bebé, por lo que existen muchos problemas para determinar la edad en la que se cometió el delito.
Precisamente, el director de la ONG Juntos contra la pena de muerte, Chenuil-Haza, explica que “A menudo, no existen pruebas claras que confirmen la edad de los condenados, como un certificado de inscripción del nacimiento por lo que se condenan a muchos menores, pensando que son mayores.” explica, Chenuil-Haza.
En general, excepto estos cinco países, todos los Estados del mundo han ratificado o accedido a tratados que les obligan a asegurar que nunca se condene a muerte a menores delincuentes. La inmensa mayoría cumple esta obligación. Incluso países como EEUU y China. El reto es que estos cinco que resisten, claudiquen.