La visita de Maas –del Partido Social Demócrata (SPD)– es la primera de un ministro de Exteriores alemán al campo de Auschwitz desde hace 26 años, mientras que el último canciller que acudió a este emblema de la barbarie nazi fue Helmut Kohl en 1995.
«Este es el lugar más horrible del mundo. Aquí uno debe decidir: o pierde la fe en la Humanidad, o cobra la esperanza y la fuerza para abogar por la defensa de la dignidad humana y hace algo para lograrlo», ha destacado el jefe de la diplomacia alemana, que ha depositado una corona de flores en homenaje a las víctimas.
La visita de Maas coincide con la polémica abierta entre Polonia e Israel por la controvertida ley sobre el Holocausto, que en una primera versión contemplaba sanciones de multas y cárcel para quienes atribuyesen al Estado o al pueblo polacos la responsabilidad de los abusos cometidos por el régimen de Adolf Hitler. En junio, el Parlamento de Polonia retiró de la ley las posibles penas de prisión.