El ébola se pasea por la calles de Monrovia sin que nadie le corte el paso. Los hospitales están cerrados, faltan recursos, profesionales y los efectos colaterales de la enfermedad empiezan a sentirse en las calles de la capital de Liberia, el segundo país con más afectados por el brote de ébola en África Occidental.
Monrovia amanece mojada. Las fuertes lluvias han dejado paso a la calma y aunque las comunicaciones con la ciudad todavía son complicadas, la misionera de la Inmaculada Concepción, la hermana Paciencia Melgar, contesta a nuestras preguntas desde Liberia.
“La gente tiene mucho miedo”, describe con rotundidad al ser preguntada por cómo está viviendo la población el brote de ébola. Han pasado dos meses desde que el virus golpeó con virulencia a los habitantes de esta ciudad y la situación empeora. “Los hospitales y escuelas han cerrado porque no son seguros. Se necesita material, formar a los profesionales y sensibilizar a la población”, asegura a www.teinteresa.es esta superviviente de la enfermedad.
La hermana Paciencia se contagió del ébola mientras trataba a un enfermo. “Empecé a sentirme muy débil, sufrí diarreas y vómitos y tuve fiebre durante dos semanas”, así describe los síntomas del ébola la hermana Paciencia. Las primeras señales de la enfermedad se parecen mucho a otras infecciones comunes en África como malaria o fiebres tifoideas. Para tratarla es fundamental mantener una buena hidratación y alimentación así como controlar los síntomas. “Estuve 17 días en asilamiento”, recuerda la hermana que insiste en es muy afortunada porque la enfermedad no le mató silenciosamente. “Estoy viva porque Dios tiene otra misión para mí”, asegura.
Paciencia Melgar es afortunada porque ha sobrevivido al ébola pero también lo es porque puede seguir viviendo en el hospital con sus compañeros. Muchos de los enfermos son rechazados por sus famillias cuando están contagiados y también cuando vuelven. «Un drama», asegura.
Se están realizando esfuerzos por mitigar los efectos y reducir los contagios. Desde el gobierno se informa y sensibiliza a la población. En las tiendas, plazas, calles hay cubos con lejía para lavarse las manos, y existen carteles y mensajes en la radio para sensibilizar sobre la enfermedad.
El hospital JFK que estaba abierto no admite más enfermos
El hospital en el que trabajaba la voluntaria francesa de MSF contagiada con el virus ya no admite más pacientes. Están investigando el contagio. Otro de los centros que también permanece cerrado es en el que el Padre Pajares se infectó del virus. Su compañero Roberto Lorenzo, Coordinador de Proyectos de JCONGD, se encuentra en la capital liberiana en su tercera semana sobre el terreno, en el Hospital San José de Monrovia, que pertenece a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Destaca que «aunque en las calles la gente sigue saliendo y los mercados locales tienen actividad, la situación es muy compleja, ya que la mayoría de los hospitales siguen cerrados y no hay clases en las escuelas».
La epidemia del ébola en África occidental es la más grave de la historia. Desde el 14 de septiembre ha matado al menos a 2.630 personas de las 5.357 contagiadas y poco a poco está matando el tejido social de los países afectados. La economía y los sistemas educativos están paralizados. El Banco Mundial advierte del peligro de retroceder en el desarrollo de la zona a causa del miedo al contagio, lo que provoca una caída del turismo y de las exportaciones de cultivos. Si no se frena la epidemia, África occidental podría colapsar.