48 horas de ataques en el aeropuerto internacional de Kariachi rompen definitivamente las negociaciones entre el grupo el Movimiento de los Talibanes de Pakistán (TTP, en la lengua local) y las autoridades de Pakistán. El violento ataque al aeropuerto internacional de Karachi, que causó la muerte de 38 personas, recibió una rápida respuesta de las autoridades que golpearon el cuartel general de insurgente Tehrik-i-Taliban Pakistan (TTP), conocido como los talibán paquistaníes.
Las hostilidades entre autoridades y los talibanes entran en un nueva fase que podría conducir a la región a un espiral de violencia. Los terroristas dijeron, tras el ataque al aeropuerto internacional de Karachi del domingo que «solo es el principio» de su venganza contra las operaciones del Ejército paquistaní.
«Es solo el principio, nos hemos vengado de un pero tenemos que vengar a cientos», declaró el portavoz del grupo, Shabidulá Shahid, en referencia al antiguo líder del TTP, Hakimulá Mehsud, abatido en un bombardeo de un »drone» estadounidense el pasado noviembre.
El asalto de insurgentes contra el principal aeropuerto de Pakistán ilustra el fracaso de los intentos del gobierno con los talibanes para lograr la paz, según los analistas, mientras miles de personas huyen de las zonas tribales ante la inminencia de una operación terrestre del ejército.
El brutal ataque del domingo demostró la debilidad de la seguridad en el país, después de los combatientes talibanes se vistieron como policías, aeroportuarios, ocultaron los explosivos que pegados al cuerpo, ingresaron en el aeropuerto internacional de Karachi y desataron un infierno durante 12 horas.
Las autoridades anunciaron dos veces el final del ataque contra el aeropuerto, el más importante de Pakistán. Sólo la segunda vez, después de 12 horas de combates, se pudo dar por oficialmente terminado el ataque. Los talibanes pretendían destruir los aviones, y estuvieron muy cerca de lograrlo. Nubes de denso humo se elevaban de varios hangares destruidos por los explosivos, a metros de una hilera de jets comerciales de grandes dimensiones. El ataque, uno de los más violentos que ha vivido la ciudad más grande y capital económica de Pakistán, paralizó toda la actividad del aeropuerto internacional.
Un nuevo ataque en el aeropuerto de Karachi
Ayer los vuelos se retomaron, no obstante hoy volvieron a cancelarse durante unas horas y tras otro ataque en las inmediaciones del aeropuerto, en concreto en la Academia de la ASF en Karachi, situada a 500 metros del aeropuerto Karachi. Según informe la prensa local, varios hombres armados atacaron un puesto de control de seguridad en el aeropuerto paquistaní.
Este segundo ataque al aeropuerto internacional en solo 48 horas fue una respuesta a al ataque las fuerzas aéreas paquistaníes a una región tribal del noroeste del país, considerada un feudo talibán, y donde al menos 15 personas murieron, anunció un comunicado militar.
Según el ejército los bombardeos han destruido «nueve guaridas de terroristas», un día después de un ataque reivindicado por los talibanes en el aeropuerto de Karachi, el más importante del país.
Fracaso de las negociaciones de paz
El ataque plasma, según los analistas, el fracaso de la estrategia del gobierno del primer ministro Nawaz Sharif que ha propuesto en los últimos meses comenzar un diálogo de paz. Una parte de la sociedad pide que no se hagan concesiones al TTP y que se lance una ofensiva militar amplia en su bastión, la zona tribal de Waziristán del Norte para neutralizar al grupo rebelde.
Pero hasta el momento el ejército se ha negado y prefiere responder a los ataques de los rebeldes con bombardeos centrados en las zonas tribales como el que se ha producido esta mañana.
Más de 25.000 personas han abandonado sus hogares en Waziristán del Norte en los últimos días, según un responsable gubernamental de Peshawar, la principal ciudad del noroeste del país. Los habitantes temían una operación terrestre de las fuerzas gubernamentales.
Los aliados occidentales de Pakistán han pedido en los últimos años a Islamabad que interviniera militarmente en la región para erradicar a los islamistas.
Pero hasta el momento el gobierno no ha querido contemplar esta opción por miedo a que se incrementen los atentados como represalia, pero también porque es una zona estratégica para el vecino Afganistán, que se encuentra en un año clave por la retirada de las tropas de la OTAN a finales de año.