En la actualidad China es la mayor potencia emergente y como tal necesita un ejército que garantice sus intereses, defendiendo de forma paralela su seguridad nacional. De ahí que el Ejército de Liberación Popular se posicione como el primero en el mundo en cuanto a número de efectivos personales.
Como es evidente, estas dimensiones no aseguran por sí solas su primacía con respecto a otros rivales y Estados Unidos aún se coloca con cierta holgura como el Estado con el más grande poderío bélico. Es por ello que desde hace lustros las elites comunistas han decidido modificar el estado de las cosas, sintonizando y equilibrando esa potencialidad bélica con aquel nivel económico en vertiginosa escalada.
Como consecuencia, la activación de un profundo proceso de reformas hubo de ser necesario y éste debía adaptarse en perfecta sincronía con las otras mutaciones (económicas, políticas, sociales….) que está viviendo el país. Para satisfacer este plan su presupuesto ha venido incrementándose desde la década de los noventa a un ritmo acelerado con el propósito manifestado de constituir unas fuerzas armadas de vanguardia para llegado el momento no sólo participar en una guerra, sino sobre todo ganarla.
Una remodelación profunda del ejército
El Ejército de Liberación Popular presume de un dilatado periodo vital y se ha ido adaptando a las diferentes vicisitudes bajo las que ha estado sometido este territorio con el paso del tiempo. Distintos conflictos bélicos jalonan su actuación, desde la guerra de liberación nacional contra las fuerzas niponas en el intervalo de la Segunda Guerra Mundial, pasando por la liza de Corea (1950) sin descuidar el conflicto de la India (1962), hasta el más reciente choque contra Vietnam (1979).
La presente coyuntura hace imperativo una remodelación profunda de unos contingentes que en muchos casos estaban anticuados y obsoletos, tanto en su estructura como en los medios que tenían a su disposición. Con el ánimo de solventar esta cuestión se está procurando una modernización total de la organización, la renovación del armamento y de los recursos disponibles, además de imprimir un énfasis en la mejora de la formación de las tropas… es decir, un esfuerzo poliédrico pergeñado en todos los planos. Así, no hace mucho hemos sido testigos de la inauguración del primer portaaviones de combate propio y también podríamos señalar la presencia de los aviones furtivos o ‘stealth’ en sus hangares. En cuanto a las modificaciones en la organización se ha puesto énfasis en una reducción de tamaño- especialmente son desproporcionados sus efectivos terrestres- con una coordinación más armoniosa y complementaria de sus diferentes ramas (tierra, mar y aire). Por último, no hemos de trascordar nunca su plena operatividad nuclear y el efecto disuasorio que este hecho ofrece a sus potenciales enemigos.
Uno de los principales objetivos del Partido Comunista
El Partido Comunista Chino ha fijado como objetivos primarios la protección del solar patrio frente agresiones extranjeras y el mantenimiento de la integridad territorial de la nación. Como lógico corolario, el ejército es un actor importante en la custodia de los diferentes objetivos geoestratégicos decididos por Pekín, siendo por ejemplo clave su apoyo en la disputa del Mar del Sur de China, en la política sobre Taiwán o los últimos problemas con Corea del Norte. Asimismo, al compás del aumento de su relevancia en el orden mundial se ha producido una internacionalización de sus actividades, ya sea en el seno de la ONU a través de sus misiones en diferentes zonas del globo e incluso con los ejercicios militares compartidos con las fuerzas armadas rusas con el fin de entrenar su capacidad de cooperación y despliegue.
El control del Partido parece absoluto y el actual secretario Xi Jinping guarda un dominio incluso mayor que sus predecesores, lo que está posibilitando galvanizar las directrices de cambio en un sector que suele ser conservador, junto con la aplicación de otras medidas que responden a metas variadas como pudiere ser la lucha contra la corrupción. La máxima según la cual el partido controla la pistola es fielmente respetada, como así quedó demostrado en los fatídicos sucesos de Tiananmen de 1989. Los medios de comunicación estatales realizan un ejercicio propagandístico notable cuyos resultados favorecen a las fuerzas armadas y, por otro lado, la población recibe instrucción militar mientras está integrada en las diversas etapas del sistema educativo. Pese a ello, gran parte de la sociedad no se siente atraída por la carrera de las armas dado que puede encontrar oportunidades superiores en el sector privado, esto es especialmente flagrante en el caso de los graduados universitarios que eligen perspectivas laborales ligadas al ámbito civil.
En suma, nos ubicamos ante una transformación militar china ejecutada de modo melódico con las otras alteraciones que vive este pujante protagonista oriental. Hasta este momento se había puesto el acento en promover el desarrollo económico, ahora se anhela fortalecer una nación que todavía sufre una serie de traumas históricos por su relativamente reciente pasado colonial.