Estados Unidos se ve nueva e involuntariamente arrastrado a las cenizas humeantes de la guerra de Irak en medio de acusaciones de que su falta de intervención en Siria ayudó al ascenso de los yihadistas, que ahora se acercan a Bagdad. Y lo hace de la mano de uno sus peores enemigos en la comunidad Internacional, Irán.
Irán está dispuesto a ayudar a Irak, pero no enviará tropas para combatir a los yihadistas del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), afirmó hoy el presidente iraní, Hasan Rohaní, según la agencia oficial de noticias iraní, IRNA.
Sobre la posibilidad de que Irán colabore con EEUU para enfrentarse con ese grupo terrorista en Irak, Rohaní anunció que hasta el momento Washington no ha hecho nada al respecto. »Cuando Estados Unidos haya tomado una medida en contra de los (yihadistas del) EIIL, se puede pensar en colaborar con ese país», añadió.
El presidente iraní lamentó que »estos grupos terroristas» reciben »ayudas financieras y armamentísticas» de »países poderosos» occidentales y de la región para poder alcanzar sus objetivos. Rohaní advirtió de que, en caso de que a los terroristas se les ocurra acercarse a las fronteras de Irán, Teherán responderá. »Si algún grupo terrorista quiere acercarse a nuestras fronteras y nosotros sentimos su amenaza, sin duda nos enfrentaremos a ellos con todos los dispositivos necesarios», avisó Rohaní.
Una década después de la invasión
Más de una década después de la invasión de Irak y casi tres años después de que las últimas tropas estadounidenses se retiraran, Washington ha quedado relegada en un segundo plano mientras veía colapsar a las fuerzas iraquíes ante la embestida sorpresa de esta semana de los combatientes del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL).
Desde 2003, Estados Unidos puso más de 25.000 millones de dólares para entrenar y equipar al ejército iraquí, e incluso la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, admitió que hubo «una clara ruptura estructural» en las fuerzas de seguridad.
Ahora, con Bagdad en la mira del EIIL en su lucha por establecer un califato islámico desde Líbano hasta las montañas de Zagros en Irán, Washington promete aumentar la ayuda militar.
El gobierno de Barack Obama incluso estudia una petición de Irak de realizar ataques con drones, algo que había rechazado reiteradamente.
Un pedido de ayuda militar adicional de 1.000 millones de dólares, que incluye aviones y 200 vehículos Humvee, ya está a estudio de los legisladores estadounidenses.
Sin embargo, está fuera de discusión que Obama -que en su campaña electoral de 2008 prometió poner fin a las guerras en Irak y Afganistán- vuelva a enviar tropas a los campos de batalla donde murieron unos 4.500 soldados.
«El EIIL puede sin duda seguir expandiéndose; la pregunta es cuándo encontrarán un obstáculo», dijo a la AFP Michael Rubin, del American Enterprise Institute.
Tanto los servicios de inteligencia de Estados Unidos como las autoridades iraquíes se vieron tomadas «por sorpresa», comentó Rubin, quien añadió que «nadie vio venir a esta insurgencia con esta velocidad».
Mientras la Casa Blanca discute y evalúa la crisis, la opción más fácil a la que se enfrenta Obama es el envío de asesores militares «para ayudar al ejército iraquí a hacer lo mejor con lo que tienen. Eso es lo menos problemático», dijo el general de división retirado Paul Eaton, del centro de estudios National Security Network.
«La siguiente (opción) sería brindar algún tipo de capacidad aérea con drones u otros aviones. Pero hay algunos inconvenientes políticos… la imagen de Estados Unidos bombardeando árabes no sería una buena imagen».
Ninguna de estas alternativas, sin embargo, ayudaría a restaurar la credibilidad del ejército iraquí.
«Lo que los ejércitos de Occidente saben hacer mejor es enseñar a pelear» dijo Eaton, quien instó a un mayor y mejor entrenamiento aun cuando las fuerzas estadounidenses han estado trabajando con soldados iraquíes en Jordania desde comienzos de este año.
El shock de la primavera árabe
Aparte de las debilidades inherentes a las fuerzas de seguridad iraquíes, los analistas destacaron que el país había estado bajo una enorme presión por la guerra en la vecina Siria.
Una de las causas de la crisis en Irak «es un shock exógeno, que es claramente la Primavera Árabe», dijo el politólogo de la Corporación RAND Christopher Chivvis, destacando que estos acontecimientos coincidieron con la retirada de las fuerzas estadounidenses.
«Sin la Primavera Árabe, es mucho menos probable que hubiésemos visto este deterioro en la seguridad de Irak», estimó.
La portavoz Psaki coincide. «Esto es una situación en la que el impacto de la crisis en Siria se ha desbordado en Irak», dijo a periodistas.
Muchos de los combatientes del EIIL, que se separaron de Al Qaida el año pasado, fueron entrenados en Siria, y los legisladores estadounidenses responsabilizan al gobierno de Obama por carecer de una estrategia para la región.
El senador republicano John McCain pidió «medidas drásticas» para revertir el avance de los milicianos sunitas.
«Hay que poner un nuevo equipo de seguridad nacional. (El gobierno) ha sido mal asesorado», clamó.
Pero desde 2011, el gobierno de Obama ha tratado de presentar la situación en Irak como un problema del gobierno de Bagdad, instando reiteradamente al primer ministro chiita Nuri al Maliki a esforzarse más para fomentar la unidad y la reconciliación.
«Las autoridades estadounidenses tienen razón al asignar parte de la culpa a Nuri al Maliki», argumentó Faysal Itani, del Consejo del Atlántico.
Itani instó a presionar más a Maliki «para reconciliarse con los agraviados combatientes sunitas y las tribus que cooperan con el EIIL, sin las cuales no habría sido capaz de lograr tantos avances territoriales».