Diez años después de la apertura de la prisión de Guantánamo, donde los detenidos eran en sus comienzos apiñados en cajas al aire libre, las condiciones de la prisión habrían mejorado, aunque parte de los 171 prisioneros que aún permanecen, continúan en confinamiento casi total.
En la bahía de Guantánamo, en la base naval estadounidense en Cuba, el azul turquesa del mar podría hacer casi olvidar la proximidad de los detenidos acusados de terrorismo y presentados por la administración Bush como «lo peor entre los peores».
La prisión, abierta cuatro meses después de los atentados del 11 de septiembre, permanece invisible desde la mayor parte de las zonas habitadas.
Al descender la población carcelaria, la prisión cerró los tres campamentos donde se alojaban a los detenidos de Afganistán y Pakistán, en un área conocida por sus celdas estrechas y salas de interrogatorios vejatorios, según el testimonio de la mayoría de los que han sido liberados.
Si no sigues las reglas te vas al campamento V, el de los contorsionistas
La mayoría de los 171 presos que aún permanecen detenidos en Guantánamo, a menudo encarcelados sin haber sido juzgados y de los cuales 89 podrían cumplir los requisitos para ser puestos en libertad, según las autoridades militares, están agrupados en dos edificios construidos según el modelo de prisión federal de alta seguridad.
«Si sigues las reglas, vives en el campamento VI. Si no las sigues vas al campamento V«, asegura el coronel Donnie Thomas, comandante de los guardias de la prisión.
El 80% de los detenidos se hacinan detrás de los muros del campamento VI, una especie de planeta sumergido en la oscuridad donde se puede observar, a través de espejos unidireccionales, a los prisioneros vistiendo chilaba vivir en comunidad.
Tienen acceso a 21 cadenas de televisión por satélite y 14 de radio y a periódicos. Tienen «más libertad para entrar o salir de su celda, salir a caminar con sus hermanos, comer, rezar juntos», explica el coronel Thomas a la AFP.
Pero si infringen el reglamento son enviados al campamento vecino V, se dirigen a la famosa combinación naranja reservada a los barrios disciplinarios y viven confinados en celdas estrechas con apenas dos horas de salida al día.
«El campamento V es el más duro», recuerda Saber Lahmar, un argelino liberado en 2009. «No caminas, no te mueves, no hablas, está prohibido», cuenta a la AFP evocando también la privación del sueño, las luces de neón alumbrando las «24 horas del día» y el frío glacial de la climatización.
En «Five Echo», una extensión del campamento V, las condiciones de encarcelamiento son todavía «catastróficas», indica a la AFP David Remes, abogado de 17 detenidos, 14 de ellos yemeníes. «Hay que ser contorsionista para rezar, hay que ser contorsionista para ir al retrete», afirma, mencionando un «retorno a los primeros días (de la prisión), cuando la brutalidad y el sadismo estaban a la orden del día».
Para este abogado, el mayor punto negativo estos días son las restricciones de la defensa. Todas sus notas y correos se someten a censura y necesita varias semanas antes de recuperarlas.
Los detenidos están «en un agujero negro», sin acusación y sin juicio, sin saber qué será de ellos al día siguiente, señala Andy Worthington, autor de «Dossieres de Guantánamo: la historia de 774 detenidos en una prisión ilegal estadounidense».
Si los «métodos más brutales de interrogatorio» podrían haber sido abandonados, «hay todavía huelgas de hambre» y aislamiento de detenidos cuyo dossier está a menudo vacío, con escasas pruebas, afirma el historiador que revisó minuciosamente miles de documentos publicados por WikiLeaks: «No hay más de un puñado de ellos que han cometido cosas significativas».
De hecho, una quincena de detenidos de «gran valor», entre ellos cinco hombres acusados de estar detrás de los atentados del 11 de septiembre, permanecen separados en el campo VII. Pero en Guantánamo nadie habla jamás del campo VII, una fortaleza donde incluso los abogados son considerados persona non grata.
Quejas porque tras 10 años sigue abierta
El director de la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), el embajador Janez Lenarcic, ha lamentado, diez años después de la apertura del centro de detención de la Base Naval estadounidense en Guantánamo (Cuba), continúen las detenciones «indefinidas» y sin cargos en este centro de reclusión gestionado por los marines norteamericanos.
«Los estándares de los derechos fundamentales requieren que la detención de sospechosos de terrorismo venga acompañada por cargos y que las personas detenidas por esos cargos sean informados sobre ellos inmediatamente y sean presentados ante la autoridad judicial competente», ha subrayado Lenarcic en un comunicado.
Lenarcic ha lamentado que la práctica de las detenciones indefinidas haya sido integrada en el ordenamiento jurídico estadounidense gracias a la reciente aprobación de la Ley de Autorización de la Defensa Nacional (NDAA, por sus siglas en inglés). El embajador ha abogado por un cierre inmediato del centro de detención de la bahía de Guantánamo, en cumplimiento de la promesa realizada por el presidente estadounidense, Barack Obama, y ha solicitado al Congreso norteamericano que acabe con los obstáculos que impiden el cierre de este centro.
Además, Lenarcic ha emplazado a las autoridades norteamericanas a que procesen cuanto antes de acuerdo con la normativa internacional a los presos que continúan retenidos sin cargos en Guantánamo o los liberen. En su comunicado, la OSCE ha recordado que Estados Unidos, como miembro de esta organización multinacional, está comprometido con el respeto a los Derechos Humanos en la lucha contra el terrorismo y con el derecho de todos los sospechosos a tener un juicio justo en un periodo razonable ante un tribunal imparcial.
Por último, la OSCE ha resaltado que, en virtud del denominado Documento de Bucarest, aprobado en 2001, todos los países que integran esta organización se han comprometido a proteger a sus ciudadanos frente a amenazas como el terrorismo manteniendo la «salvaguardia» del estado de Derecho, las libertades individuales y el derecho a una justicia igualitaria.