La tensión y los conflictos en la región del Tibet en China se acrecientan. Tibetanos y policías chinos mantienen casi a diario duros enfrentamientos que las fuerzan del orden reprimen sin contemplaciones. Ante la represión los budistas tibetanos recurren desde el paso año a una medida desesperada que la inmolación a lo bonzo ante las fuerzas de seguridad China como forma de protesta y de pedir la liberación del Tibet. Desde 2011 hasta ahora 23 monjes tibetanos se han inmolado prendiéndose fuego. El último caso ha sido el de una monja que después de salir del monasterio de Kirti, uno de los centros donde ha habido más protestas, se inmoló en la calle. El sábado anterior otra mujer moría por las quemaduras provocadas en su suicidio.
En los últimos meses se han desencadenado los enfrentamientos más violentos en la provincia de Sichuan, próxima a la región autónona del Tibet, y el gobierno tibetano exiliado en la India se ha dirigido a la comunidad internacional para pedir su intervención y mediar ante China para que evitar nuevos baños de sangre.
Esta zona de Sichuan ha sido el escenario de la mayoría de las inmolaciones con fuego de los monjes budistas desde marzo de 2011. De hecho, reparte folletos en los que se anuncia que hay más tibetanos dispuestos a arder por la liberación del país.
El Dalai Lama, quien tuvo que escapar del Tibet en 1959, acusa al gobierno de Beijing de provocar las muertes con «su política despiadada».
Por su parte, el gobierno de Pekín acusa al Dalai Lama de fomentar los suicidios y afirma garantizar a los tibetanos la libertad de su religión y sus prácticas culturales. China sostiene que «liberó pacíficamente» Tíbet en 1951 y mejoró la vida de los tibetanos con fondos para el desarrollo económico de esta región pobre y aislada.