En Francia, el abrazo a la yidad empieza en las cárceles. Los terroristas del atentado del semanario satírico Charles Hebdod mantuvieron contacto en las prisiones galas donde los reclusos viven hacinados y en ambientes violentos. “Algunos padres me comentan que sus hijos entraron en la cárcel como contrabandistas de droga y salieron como fundamentalistas”, asegura Hassen Chalghoumi, imán de una mezquita el suburbio francés de Drandy. A pesar de los esfuerzos del gobierno francés, las cárceles se han convertidos en caldo de cultivo para el extremismo, asegura los presos, guardas y expertos.
La mayoría de la población reclusa francesa es musulmana. Alrededor del 50 por ciento de los presos franceses son de origen musulmán según los líderes religiosos, sociólogos y estudios ya que, el gobierno gala no publica cifras oficiales para evitar estigmatizar a la población. No obtante, algunas fuentes hablan de hasta el 70 por ciento.
Entre los últimos estudios sobre el origen étnico de la población en prisiones figura el elaborada por el diputado del partido conservador Guillaume Larrive, En contra de la radicalización de las prisiones, en el que subraya que hay 40.000 musulmanes en las prisiones, lo que supone cerca del 60 por ciento de la población reclusa. En total, la población reclusa en Francia es de 67.500 presos. De ellos, 283 están acusados de terrorismo, de los cuales 152 son islamistas peligrosos y 60 de ellos, son potencilamente peligrosos, según The Telegraph.
El sociólogo Moussa Khedimellah, experto en el estudio de la población musulmana en el sistema penitenciario francés, asegura en Washington Post que el alto porcentaje de musulmanes en las cárceles es consecuencia de la falta de integración de las minorías en Francia. Los datos corroboran esta afirmación. Con un 10 por ciento de población musulmana, Francia cuenta con 50 por ciento de presos de esta etnia. En Reino Unido, con un 3 por ciento de población musulmana, el 11 por ciento es musulmán, según los datos de Ministerio de Justicia. En Holanda, el Open Society Institute revela que del 5,5 por ciento de la población es musulaman y el 20 por ciento de los presos, son musulmanes. Por último, en Bélgica, la población musulmana de Marruecos y Turquía son el 16 por ciento de la población en las cárceles de un dos por ciento de población total.
La cárcel de Villepinte, la vergüenza francesa
Las deplorables condiciones de las cárceles francesas no era un secreto para nadie. El Observatorio Internacional de Prisiones (OIP) destacó en un reciente informe los problemas de superpoblación, hacinamiento, promiscuidad, violencia, degradación de las condiciones sanitarias y un aumento permanente de los suicidios.
Ocurren reyertas y absentismo de los guardas es una preocupación. “La radicalización islámica es mal real en la mayoría de nuestras prisiones, » explica el Blaise Gangbazo, gurda de la prisión de Villepinte. “Es una buena escala para el radicalismo”, apunta. Es el caso de Karim Mokhtari, de 18 años, quien relata a Daily Star su experiencia entre rejas. Condenado a seis meses de cárcel por participar en un robo con violencia, cuando llegó a la cárcel de Amiens conoció a un preso que le invitó a leer el Corán en árabe. “Cuando llegas a la cárcel te sientes solo y necesitas que alguien te coja de la mano” explica el joven que recuerda que en un encuentro posterior, el preso le instó a “matar infieles dondequiera que los encuentre”. Han pasado dos décadas de aquella experiencia y ahora, Karim Mokhtari ayuda a jóvenes en las cárceles y ha escrito el libro Redención en el que cuenta su experiencia.
La alerta sobre la radicalización en las prisiones francesas no es nueva. EEUU advitió a las autoridades francesas sobre la prisiones en los suburbios a las que describió como áreas de reclutamiento y a los prisioneros como “bombas de relojería”.
Said Kouachi y su hermano Cherif, y Amedy Coulibaly, quién tomó el supermercado kosher- crecieron en los suburbios de Francia, y nunca lograron conservar los trabajos que consiguieron en su juventud. Ellos fueron atraídos por el extremismo islamista en su adolescencia y tras su paso por la cárcel. Así Amedy Coulibaly fue condenado en diciembre de 2013 a cinco años de prisión por intentar ayudar a escapar al islamista Smaïn Aït-Belkacem, un antiguo miembro del Grupo Islámico Armado argelino que cometió un atentado en la estación de tren del Museo de Orsay en París en 1995, con 30 heridos.
Ese caso uniría los nombres de Coulibaly y de Chérif Kouachi, el menor de los dos hermanos presuntos autores de la matanza en el semanario «Charlie Hedbo», quien estuvo relacionado también con el intento de evasión de Smaïn Aït-Belkacem y fue detenido por él, aunque finalmente fue puesto en libertad sin cargos.
Por último, el asesino confeso de la matanza de Toulouse, Mohamed Merahtenía 24 años y pertenecía a Al Qaeda.Las autoridades están seguras de que actuó, además del atentado contra elcolegio judío, también en el que resultaron muertos tres soldados. Mohammed pasaba el tiempo viendo decapitaciones en Internet y los investigadoresaseguran que Merah era “un hombre perfectamente organizado, metódico” y quereivindicaba su pertenencia a Al Qaeda.