Muy pocos son los que realmente se atreven a fotografiar la cruda realidad de la guerra. La estremecedora mirada perdida de una niña de 11 años que resultó herida por una bomba mientras jugaba en Siria fue galardonada como “Foto del año 2013″ por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia. La imagen forma parte de un reportaje del fotógrafo sueco Niclas Hammarström centrado en los efectos de la guerra sobre los niños. Esta foto también ha sido premiada por Médicos del Mundo que le dio el XVII Premio Internacional de Fotografía Humanitaria Luis Valtueña a Hammarström, fotógrafo secuestrado 44 días por los sirios.
Pocos son los periodistas que se juegan la piel para dar a conocer a la humanidad la crueldad de las guerras. Hammarström todavía se pregunta por qué arriesga su vida para hacer fotografías. En una entrevista para el diario EL PAIS, el fotoperiodista sueco cuenta la diferencia de viajar a Siria desde que fue secuestrado. «Tenemos una vida estupenda. Tengo una mujer y tres hijos, y ellos me tienen a mí. La vida es estupenda. Pero me dedico a esto por un buen propósito. Para documentar la guerra y contarle la gente lo que está ocurriendo. Solo tomo imágenes, pero las fotografías y los textos consiguen cambios”, se emociona.
Pero Hammarström siente la necesidad de informar al mundo lo que tristemente sucede y no se ve. «Intento no hacer fotos que asusten o que hagan retirar la mirada de ellas; quiero que la gente las observe y comprenda qué es lo que está pasando».
Secuestrado en Siria
Hammarström fue noticia el pasado mes de enero cuando fue liberado tras haber estado secuestrado 44 días en Siria. «La primera vez que visité Alepo en octubre de 2012, la gente fue muy amistosa conmigo, querían que les tomara fotos, estaban muy interesados en mostrar cuánto estaban sufriendo. A medida que fue pasando el tiempo se hizo más complicado acceder a sus vidas, me preguntaban: ¿Por qué estás aquí? Al mundo no le importamos. ¿Por qué deberíamos dejar que nos hagas fotos? Eso no va a producir ningún cambio«, afirmaba a la revista hemisferiozero.
«Fui secuestrado 44 días. No parece mucho, pero sí que lo es. Me tuvieron encerrado en un sótano oscuro y frío, me daban de comer dos veces al día, la mayoría de ellas, patatas. Sólo me dejaban ir una vez al baño. Llegaron a dispararme y me golpearon. No ha sido una buena experiencia”, cuenta.
Hammarström ya había sido elegido por el jurado del premio ganador, pero Médicos del Mundo, de acuerdo con las autoridades suecas, decidió no comunicar la identidad del ganador para no perjudicar las gestiones para su liberación. Hammarström se alzó con el XVII Premio Luis Valtueña precisamente con una serie de imágenes sobre el conflicto sirio, tomadas en 2012.
Hammarström envió un videocomunicado a la organización asegurando que «lamenta mucho» no poder ir a recoger el premio y que se siente «muy agradecido por poder volver a estar con su familia y con sus tres hijos».
«Hubo momentos en Siria en los que pensé que no les volvería a ver«, ha indicado el fotógrafo, que ha señalado sentirse también «muy honrado» por recibir el reconocimiento y ha pedido que sirva para que «mucha gente vea las fotos y no se olviden nunca de la población siria».
Su peor momento: Utoya
El fotoperiodista ha vivído etapas muy duras en distintos puntos bélicos como Siria, los atentados del 11 de septiembre o la masacre de Waco en Texas. Pero el peor momento para Hammarström fue cuando le llamaron de Noruega tras la matanza de Breivik. «No podía creer que eso estuviera pasando en Noruega, tan cerca de casa”.
La serie de imágenes ganadoras, titulada »Aleppo», muestra precisamente el trabajo de su autor en esta ciudad siria, muy azotada por la guerra. Las consecuencias quedan reflejadas en cada una de estas instantáneas, donde la muerte y la destrucción son las protagonistas. Un niño que se asoma tras las cortinas de un hospital para observar a los heridos; una familia que se aleja por las calles vacías y destruidas; un chaval que recoge casquillos de munición para venderlos como metal, el rostro impasible de una niña herida de metralla, son algunas de las escenas que recogen las imágenes premiadas.
El fotógrafo, liberado de su cautiverio también vio reconocido su trabajo profesional al recibir el segundo premio World Press Photo 2012, en la categoría Spot News, por su trabajo sobre el asesinato multitudinario en la isla noruega de Utoya.
Además del ganador, se seleccionaron tres trabajos finalistas, protagonizados por retratos sobre las migraciones: los del mexicano Fabio Cuttica y el español Mingo Venero y por los rostros de la exclusión social, que ha capturado la birmana Wai Hnin Tun. Una imagen de esta última fotógrafa ha merecido también la mención especial »María Moreno» a la fotografía que refleja más elementos positivos y esperanzadores. Este certamen, que anualmente convoca Médicos del Mundo, ha recibido en esta edición 200 candidaturas y más de 1.600 imágenes, procedentes de 26 países.