El propietario del parque, de 58 años, y su hijo, de 30, se lanzaron al agua tras ver que varias personas estaban sufriendo espasmos, mientras que otros trabajadores cortaron la electricidad del edificio, según fuentes citadas por el periódico ‘Daily Sabah’.
Aunque las cinco personas afectadas fueron evacuadas al hospital, los médicos no pudieron hacer nada por salvarles la vida porque las descargas habían provocado ya daños irreversibles.
La Gendarmería ha abierto una investigación sobre este incidente, aunque en un primer registro ya ha comprobado que el parque no dispone de ningún sistema que corte inmediatamente el suministro de electricidad en caso de sucesos de este tipo.