Edificios destruidos, calles llenas de basura y escombros, barrios desiertos: la victoria de las fuerzas kurdas sobre los yihadistas del grupo Estado islámico (EI), tras de cuatro meses de encarnizados combates, transformó la ciudad siria de Kobané en un paisaje en ruinas.
Dos días después de una batalla que se volvió el símbolo de la guerra civil que destroza al país desde 2011, los combatientes de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), la milicia del principal partido kurdo de Siria, controla ahora una ciudad cuya tercera parte está en ruinas, constataron periodistas de la AFP que ingresaron al lugar.
En varios lugares grupos de milicianos, entre ellos muchas mujeres, saludaron la presencia de los periodistas con ráfagas de Kalachnikov lanzadas al aire y haciendo la «V» de la victoria.
«Nosotros los kurdos somos fuertes, no le tenemos miedo a nadie. Aquí, es nuestro país, son nuestras casas«, dijo uno de ellos, Ziad. «ya no hay nadie del EI ni ningún terrorista aquí en Kobané, los rechazamos y estamos muy contentos», dijo Saleh Youssef Saleg.
En torno a ellos, la silueta desencarnada de los edificios muestra la violencia de los enfrentamientos y los muchos ataques realizados por los bombarderos de la coalición internacional encabaezada por Estados Unidos.
Queremos regresar, ¿pero a dónde?
«Queremos regresar. ¿Pero a dónde?» Para esta mujer que llora, el fin de la batalla de Kobane reanimó sus sueños de retorno, como para los sirios refugiados en Turquía, pero los combates causaron tantos daños que esos sueños están lejos de cumplirse.
Para muchos habitantes obligados al éxodo, la euforia provocada el lunes por la victoria de las fuerzas kurdas sobre los yihadistas fue de corta duración.
Muy rápido, los primeros testimonios de quienes cruzaron la frontera revelaron la magnitud de la destrucción en Kobane durante cuatro meses y medio de enfrentamientos de una intensidad que mucho comparan al asedio de la ciudad rusa de Stalingrado durante la Segunda guerra mundial.
«Todas las casas fueron destruidas por los combates entre el YPG (la milicia kurda a la vanguardia de los combates) y Daesh (grupo Estado islámico)», deplora Ahmad Kemri, de 60 años, el director de uno de los liceos de la ciudad, refugiado en Turquía.
«Y los ataques aéreos agregaron mas daño a la devastación», agregó, al mencionar muchos ataques aéreos llevados a cabo contra objetivos yihadistas por los aviones de la coalición internacional conducida por los Estados Unidos.
Kemri dice que por ahora no regresará a Siria. Hasta ahora vivió refugiado en un modesto pensionado de Suruç. Pero este profesor de matemáticas ya se prepara para trasladarse con su familia a un campamento donde hay 35.000 plazas, que acaba de ser abierto por las autoridades turcas en los alrededores de la ciudad.
Una de sus compañeras de habitación, Cemile Hasan, de 36 años, tampoco es optimista sobre las perspectivas de regreso a su país, cuatro meses después de la fuga precipitada frente a la ofensiva de los combatientes del EI.
«Nuestra patria es nuestro bien más apreciado. pero en las condiciones actuales, un regreso es imposible de contemplar», dijo, reprimiendo las lágrimas.
Se inician en Moscú las primeras conversaciones para poner fin a la guerra en Siria
Coincidiendo con la liberación de Kobane, opositores sirios y emisarios del presidente Bashar al Asad iniciaron el miércoles en Moscú las primeras conversaciones desde hace casi un año para poner fin a la guerra, con modestas perspectivas.
Los 32 miembros de los diferentes grupos de oposición tolerada por Damasco y seis miembros de la delegación oficial liderada por el embajador de Siria en la ONU iniciaron una reunión en una residencia de la diplomacia rusa, indicó uno de los participantes opositores a la AFP.
Se trata de las primeras conversaciones entre miembros de la oposición – sobre todo representantes del Comité de Coordinación Nacional para las Fuerzas del Cambio Democrático (CCND) y de los kurdos – y responsables del régimen desde el fracaso de las negociaciones de Ginebra en febrero de 2014.
La guerra en Siria ha dejado 200.000 muertos desde que se inició hace casi cuatro años.
Las conversaciones tienen lugar cuando la irrupción del grupo Estado Islámico en Siria obligó a reorientar la estrategia de los occidentales, que ahora apenas reclaman la partida inmediata de Asad y se concentran en bombardear por aire las posiciones del grupo yihadista.
En Moscú, las expectativas son modestas, dada la ausencia de la Coalición Nacional, basada en Estambul y considerada por la comunidad internacional como la principal fuerza de la oposición siria.
La Coalición excluyó su participación, al juzgar que las conversaciones deberían tener lugar bajo la égida de la ONU en un país «neutral», y no en Rusia, un firme apoyo del régimen de Damasco.
Entre las prioridades de la oposición presente en Moscú está el cese de los bombardeos, la liberación de prisioneros políticos, «prioritariamente de mujeres y niños», o la aplicación de «mecanismos para hacer llegar la ayuda humanitaria».
Para evitar caer en el mismo error que en Ginebra «no abordaremos de entrada la cuestión de un gobierno de transición», afirmó bajo anonimato el participante de la oposición, cuyos representantes se reunieron lunes y martes en Moscú para preparar la cita.
El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, se entrevistará este miércoles con los participantes, quienes volverán a reunirse el jueves.
Para Lavrov, no se trata de «negociaciones», sino más bien de «conversaciones antes de negociaciones».
En una entrevista publicada el lunes en la revista Foreign Affairs, Asad mostró su apoyo a las conversaciones pero también previno que no «son una negociación para una solución (al conflicto). Son solamente preparativos para una conferencia».
«Vamos a hablar con todo el mundo. Pero hay que pedir a cada uno de (los opositores): ¿A quiénes representan?», agregó, fustigando «las marionetas de Catar, Arabia Saudita o de cualquier país occidental».
Por su parte, Washington declaró recientemente apoyar «todo esfuerzo» que pueda llevar a «obtener una solución duradera al conflicto».